viernes, 25 de diciembre de 2009

Nacido para amar.


Mi pequeña estrella:

Hoy añoro estar contigo, reir, disfrutar de tu mirada, jugar con tus manos y las mías, vivir el romance que ya sólo salpica mis fantasías.

A pesar de todo, mi corazón continúa anclado en este amor imperecedero que un día arriesgué a imaginar y que sin quererlo se hizo real y verdadero.

Hoy me sumerjo en el recuerdo de tu belleza divina tan imposible para mí. Cuando aún me regalas con un tiempo de tu compañía y charlamos de cualquier tema disfruto como si de un adolescente se tratara enfrentado a la niña de sus ojos, a su primer amor.

Ni siquiera puedo expresar con palabras la riqueza de tu presencia, porque el lenguaje es demasiado pobre para describir las sensaciones que continúan despertándose en mi interior si me ofreces un minuto de tu tiempo, y es que sigo enamorado de esa niña que tuvo la osadía de dejarse llevar por mis fantasías y volar de mi mano para alcanzar sueños imposibles.

Y al final resultó que el más imposible de mis sueños fuiste tú.

Pero no me permito dejar de soñar y de disfrutar los pocos momentos que puedo estar contigo, aunque no haya de ser como yo deseo; tú estás y eso ya es suficiente para mí.

Me reitero en el significado de lo que estoy haciendo, y es que no queda más lugar en mi vida que la soledad y tu recuerdo, pero la importancia de tu existencia es mayor a todo lo demás, y no existe nada que me pueda llenar como me llenas tú, no importa si ya nunca te tengo entre mis brazos.

Soy capaz de mirar una fotografía tuya y pasarme el tiempo sin moverme de esa imagen fantaseando cientos de aventuras irrealizables.

Sé que es una locura, que no es racional tomar las decisiones emocionales que yo estoy tomando, pero no puede ser de otro modo, porque ahora sé que yo nací para amarte.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Desvaríos de un grano de arena.


No quiero abrir mis ojos y mirar hacia el frente porque no deseo ver lo que hay más allá de mi propia fantasía.

Estoy irremediablemente perdido en un lugar imposible de abandonar. Sé que soy un cobarde por no querer enfrentarme a las cosas cara a cara, pero cuando abro mis ojos y miro al mundo me siento como un grano de arena en medio de un desierto y no quiero. No he hecho nunca nada por cambiar mi suerte quizás porque siempre fue muy cómodo abandonarme a mis pensamientos y volar a través de ellos en pos de unas metas siempre alcanzables. Siempre me resultó muy fácil lograr mis anhelos cuando se trataba de imaginar las cosas, en contra de lo que me ha ido sucediendo a lo largo de la vida en mi propia existencia real. Soy el de las cosas a medias, el de hoy empiezo y mañana no termino; sí, ese soy yo. Cada vez me resulta más pesado dar otro paso, y no se trata de que me sienta deprimido: simplemente es que me estoy rindiendo con respecto a todo. Me siento ya cansado de cuanto soy, de cuanto me rodea, pero tampo voy a hacer nada por cambiar las cosas, porque de eso estoy ya también cansado. Quizás un día suceda algo que me sacuda y me haga abandonar esta apatía emocional que envuelve mi día a día pero tampoco es algo que espere. El tiempo pasa y ni siquiera me hago eco de ello. Supongo que cuando me de cuenta de que ya se sucedió una vida entera tome un minuto para meditar por qué no hice nada por cambiarla, pero ya no habrá tiempo para más.

Qué más da. Cada vez me importan menos las cosas y cada día me encierro más y más dentro de mi caparazón alejándome de todo y de todos, hasta que llegue a un completo ostracismo en espera de nada.

Ni siquiera sé por qué escribo estas cosas, por qué escribo ya siquiera aquí. Antes lo hacía por mí, para sacudirme las tristezas que me podían acompañar en ciertos momentos. Hoy ya no me sirve de nada plasmar las letras de mis delirios en este pequeño rincón.

Tal vez alguien las lea y se ría; tal vez otra gente sienta lástima por mí; tal vez muchos pasen de largo... Tal vez sean los desvaríos de un iluso orate.

lunes, 14 de diciembre de 2009

De locuras y amores.


Vengo de nuevo a escribir una página más de mi propia vida acompañado por una soledad fiel y leal.

Acabo de ponerme a escuchar una canción que descubrí hoy por casualidad capaz de remover mis pensamientos y hacer que me encuentre con imágenes irreales que tanto me hubieran hecho disfrutar si hubieran llegado a ser verdaderas.

No soy más que un ser humano incapaz de hacer frente a su propia existencia, buscando amparo en una idealista fantasía irrealizable.

Ultimamente mis palabras me suenan a rendición; me escucho hablar y siento que no hay nada por lo que luchar y de hecho me pregunto si debería abandonarlo todo, incluso abandonarme a mí mismo.

Me siento hastiado, cansado de todo lo que me rodea, y cansado de haber vivido una existencia que en nada me ha sido favorable mentalmente.

En realidad empecé a sentirme perdedor desde el mismo momento en que tengo recuerdos.

Cuántas veces me habrán hablado de talento, de mi talento para distintas cosas, para las que nunca luché, pero nunca nadie me habló de mi talento para amar, y de ese sí que soy consciente aunque como los demás, tampoco lo haya trabajado.

Siempre me he sentido cómodo imaginando las cosas, soñándolas, deseándolas. Así todo es perfecto, y no hay lugar para el dolor... Eso creía.
Pero entonces descubres a alguien que te despierta de ese amor imaginario y lo convierte en realidad, y te das cuenta de que eres incapaz de apartar de tus pensamientos ese sentimiento que te envuelve, y mires donde mires siempre hay algo que te lleva a recordar a esa persona. Sabes que es un amor imposible, porque jamás podrás tocarla, nunca llegarás a mirarla frente a frente, y comienzas a sumirte en una secuencia de desesperanza y desilusión. Decides volver a encerrar tus sentimientos dentro de ti mismo pero ya nada es lo mismo, porque sabes que la única persona a la que podrás amar de verdad el resto de tu vida existe y nunca estará junto a ti.

Sé que es una locura, que amar así es irracional y dañino, pero yo no soy una persona corriente. Tengo dos caras, y la peor es la que me muestro a mí mismo, donde la sonrisa va difuminándose y la mirada se pierde en el horizonte desconocido, sin preguntas, sin anhelos ya.

Hoy podría escribir cientos de lineas, pero serían demasiado oscuras y no quiero ensombrecer aún más el entorno del lugar.

Soy un pobre loco enamorado.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Una historia de amor.


Quiero cerrar mis ojos; cerrarlos y acomodarme en un paisaje de infinitas praderas verdes salpicadas por un templado sol de primavera. Mirar así al horizonte y dejar que mi vista se pierda en busca de una presencia imposible en ese lugar.

Silencio, paz, sosiego, y sólo el rumor de los recuerdos acurrucando mis sentidos en un deseo incontestable de alcanzarte en un "para siempre" que nos haga eternos a ti y a mí.

Quiero dibujar tu contorno en esa alfombra natural para poder mirarte durante todo el tiempo que mis ojos, cerrados a la cotidianidad de una vida no deseada, observen tu preciosa y preciada presencia hablándonos tan sólo con la mirada.

Y levantarme, y desdibujar ese paisaje para pintar otro distinto, sobre un asfalto caldeado por unos rayos solares del estío, galopando a lomos de los caballos de algún vehículo dirigido por mis manos mientras tu cabello lucha denodadamente contra el viento que se cuela por las ventanillas bajadas; y yo, sin perder atención al camino, sonrío mientras miro de reojo cómo cantas una de las canciones que suenan en el coche. Y el mar, testigo mudo de este idilio imposible, nos acompaña entre acantilados y playas que se van sucediendo sin un orden establecido. Seguimos en silencio pero nuestra sóla compañía ya habla por los dos.

Y por fin abro la portezuela y tiendo mi mano que tú tomas mientras me miras dibujando una media luna ascendente con tus labios, y te apéas, dándonos cuenta de que la noche nos rodea extendiendo un lienzo de estrellas brillantes que acompañan a mi luna llena y por fin te miro, y me miras, y de mi voz surge un "te quiero", y "te quiero" surge de tu voz, y me sonríes, y te sonrío, y me rodeas con tus brazos, y me dices: "anda, bésame".

Y abro los ojos, y me doy cuenta de que frente a mí tengo un monitor, y que mis dedos no tocan tu piel sino unas desgastadas teclas que van uniéndose para escribir esta historia de amor que nunca fue ni será, pero que siempre permanecerá en mi corazón.

Una bella historia de dos.

sábado, 21 de noviembre de 2009


El tiempo pasa sin retorno y a veces, volviendo la vista atrás, nos damos cuenta de cuánto dejamos en el camino, de lo que perdimos o lo que un día disfrutamos.

Pero en esa mirada hacia atrás hay un peligro y es el de buscar el horizonte en ese pasado, sabiendo que no se podrá disfrutar de lo que allí vemos y que jamás llegaremos a alcanzar, pues no es el verdadero horizonte.

Así me siento yo, mi pequeña estrella, con la vista puesta en un ayer donde tú seguías mis sueños con los ojos cerrados y disfrutabas del mismo amor que yo. Soy incapaz de caminar de nuevo porque el miedo a alejarme de todo lo que representas y eres es más poderoso que la propia vida. Estoy parado, recorriendo con la mirada un pasado que nunca volverá y sin embargo lo siento muy presente porque lo necesito.

Quizás nunca aprendí a amar o quizás entregué todo lo que llevaba dentro en este amor, pero lo cierto es que me aterroriza el sólo hecho de pensar que un día ya no podré hablarte. No puedo imaginar qué sería de mis sueños ilusos si tú ya no me permitieras salpicar algunos de tus momentos con mi compañía, aunque sea de un modo muy diferente a cómo me gustaría.

Hace unas noches soñaba contigo; el sueño más nítido que he tenido jamás contigo como protagonista. Al despertar lo tenía muy, muy presente, y lo recordaba perfectamente. Fue un sueño extraño, y en realidad no puedo decir que hermoso, porque te veía desnuda, haciendo el amor con alguien que no era yo mientras mis ojos no se cerraban ante aquella actuación. Y sin embargo no me sentía en el sueño mal, ni celoso. De hecho te veía y notaba que no disfrutabas de ello aunque ponías todo de tu parte con aquel amante que ni conozco ni me interesa y dentro del sueño me recuerdo imaginando ser yo quien disfrutaba de tu piel, de tus atributos femeninos y de esa compañía tan excitante que ansío como ninguna otra cosa en este mundo.

Estoy envuelto en un torbellino de sensaciones del que no puedo ni quiero salir. Te quiero, Alejandra, y aunque lo escribo una y mil veces, no puedo cansarme de decirlo por mucho que no llegue a tus oídos, aunque tú ya no lo quieras saber.

Ojalá todo fuera diferente y al fin pudiera rodearte entre mis brazos, pero la vida no ha querido galardonarme con tan magno honor y sólo me permite amarte en silencio, en la distancia, cerrando las puertas a cualquiera que llame a mi corazón.

Hoy tenía ganas de verte, pero no pudo ser.

Te quiero, mi gran amor.

sábado, 31 de octubre de 2009

La suerte del desertor.


Mi querida fantasía:

Cuántas cosas te diría, cuántas frases mutiladas porque ni siquiera tengo el valor de enfrentarme a ti. Sé que no tengo el derecho a decir lo enamorado que estoy, toda la añoranza que se agolpa en mi alma.

A menudo siento el deseo de dirigirme a ti, de decirte algo, de anunciarte que aún estoy por y para ti, pero en el último instante desisto, y ya no sé si es cobardía o valentía. Lucho contra mí mismo por mantener mi palabra y dejarte en paz, pero es que te quiero, y no es fácil.

Vivir enamorado, vivir amando como yo te amo, hace que se consuma toda mi energía pensando en lo que significas, en quién eres para este pobre diablo que un día se creyó aprendiz de brujo y se perdió en sus propias ilusiones fantasiosas.

Hoy estoy fuera de tu círculo, mirando cómo vas alejándote, sin atreverme a hacer nada por intentar cambiarlo, por tratar de acercarte a mí, de acercarme a ti.

Me escondo tras el miedo a tu rechazo y me digo que es lo que deseas, y que nada puedo hacer, y tal vez sea cierto. Tal vez te haya perdido ya para siempre, pero una vez más me quedaré con la duda de qué hubiera pasado si de algún modo luchara por ti.

Sigo escondiéndome en mi interior para no afrontar lo que la vida me trae y se lleva, acomodándome a mis desdichas emocionales sin tratar de combatirlas; soy un cobarde, lo sé.

Nunca quise a nadie como te quiero a ti, aunque sea un amor irracional y loco. Te convertiste un día en centro de mi universo y fuente de mi esperanza, y aunque hoy toda esperanza se ha disipado sigues siendo el eje sobre el que gira mi mundo.

Te quiero más que a nada y ni siquiera sé por qué, pero estoy lleno de ti, de tu presencia, de tus palabras, de tu voz, de tu picardía.

Ojalá pudiera presentarme frente a ti, mirarte a los ojos y decir: "Hoy nada va a hacer que mis labios sellen las palabras que he de decir, Alejandra. Tienes que saberlo, quieras o no, y si estás dispuesta a arriesgarte por esta locura te besaré ahora mismo, y si no, me daré media vuelta y no volverás a verme más. Te quiero, mi pequeña estrella, y quiero que vivamos una historia loca de amor que dure la eternidad de una vida".

Puede que tuviera que dar media vuelta y perderme entre las calles de una ciudad ajena a mis sentimientos, pero habría luchado por este amor y ya no podría arrepentirme de nada.

Y si tuviera que cumplir con un beso, ¡qué felicidad!!! Demostraríamos la locura que regiría en nuestro raciocinio, pero bendita la locura que me llevara a tus labios, los únicos que besaría el resto de mis días.

¡Cuánto te echo de menos, mi niña!

Te quiero.

jueves, 29 de octubre de 2009

Hoy mis palabras son de añoranza.


Te miro en silencio, dibujada en una fotografía, tu rostro serio salpicado por la luz de un sol que anuncia el final del estío.

Te miro tratando de no pensar en nada, perdido en esa belleza femenina que tantos motivos han dado a mi corazón para amarte. Sonrío melancólico recordando cuando alguna vez me declarabas tu amor, acobardada por lo que esas palabras significaban. Sonrío acallando el presente que te ausenta de mí, volcando mis pensamientos hacia una realidad que ahora parece fue sólo un espejismo.

Sigo prendado de tu hermosura, Alejandra, y de ese carácter que en ocasiones te hacía enfrentarte a mí en discusiones que no nos conducían a ninguna parte y de las que acababas aburrida. Aún vivo enamorado de esa sonrisa que ilumina tu cálido rostro y que ojalá nunca nada pueda apagar.

Te quiero, mi pequeña estrella, aunque la distancia continúe aumentando entre tu corazón y el mío; te quiero aunque tus palabras se vayan convirtiendo en silencios cada vez más longevos, y aunque mis manos ya desistan de rozar tu piel.

Ya no se trata de que siga aferrado a algún tipo de esperanza en pos de creer que todo cambiará y volverás a decirme que me quieres. He perdido la última ilusión que me quedaba, sí, pero con ello no me ha abandonado el amor, este amor que hoy está aún más vivo, a pesar de que hace casi un año ya que el telón se echó. Hoy siento como nunca antes sintiera, y estos últimos días, en la completa ausencia de tus palabras, no sé el porqué, has estado más presente que en cualquier otro momento. No podía apartar mi mente de ti y te sentía realmente cercana, a mi lado, una sensación indescriptible en palabras, como si hubieras entrado dentro de mi cabeza adueñándote por completo de mi mente.

Tal vez nunca ya pueda estar contigo pero siempre vivirás en mí.

lunes, 26 de octubre de 2009

Hoy quisiera tenerte.


Mi amada fantasía:

Cada instante que pasa en mi vida, cada momento que me va llevando hacia un final incierto, se salpica de recuerdos que nacieron por ti, eternos en una vida perecedera.

Te recuerdo cada día y entre suspiros apagados busco una disculpa para pensar en ti.

Me llamas amigo y no sabes que no puedo serlo porque te amo, porque mi fidelidad al corazón me impide apartar este sentimiento de amor.

Sí, Alejandra. Mi amistad es tan sólo una máscara para impedir que te alejes aún más de mí porque no me importa esta soledad si aún puedo verte, y aunque la razón me lleva a la certidumbre de que queda poco para que te alejes completa y definitivamente de este mundo que creé en torno a ambos aún soy capaz de mentirme y guardar una esperanza para poder seguir mirando al cielo, cuando la luna ya reina en él, y salpicarme de la magia con que las estrellas decoran tan magistral lienzo.

Buscar el consuelo de este amor negado en otros labios es simplemente una utopía, porque aún si llegara un cálido beso a posarse en mi boca el sólo recuerdo de ti sería más poderoso.

El tiempo nunca será olvido aunque tú pienses que sí. El tiempo sólo servirá para añorarte más y más y quizás dentro de muchos, muchos años, cuando mi memoria ya flaquée y mi pulso tiemble, habrá un recuerdo que seguirá vivo, sin haber perdido ni un ápice de la fuerza que ahora tiene: ese recuerdo te pertenecerá.

Hoy quisiera estar contigo, sentado frente a tu rostro, viéndote sonreir y sintiéndote feliz en mi compañía. Hoy quisiera saber que mi amor tiene correspondencia en tu corazón y que tal y como yo siento, sientes. Hoy quisiera tantas cosas, amor mío... Pero mis deseos ya no se cumplen y siento a veces un nudo en mi garganta que hace correr alguna lágrima por mi mejilla tan sólo por una añorada felicidad perdida.

No pretendas que quiera lo mismo que tú, porque yo no quiero olvidarte y no lo haré. Tú continuarás tu camino y yo volveré sobre mis pasos para vivir de un tiempo que fue mágico.

Nunca habrá nadie como tú.

viernes, 9 de octubre de 2009

Un amor que no perece.


Hola, mi pequeña estrella.

No sé cómo empezar a hablarte en esta noche; no sé qué decir sin reiterar los comienzos de otros escritos.

Ultimamente estás más presente aún en mi cabeza y te busco en cada rostro de mujer que cruza ante mis ojos. Cuando veo una lacia y larga cabellera del color del sol estival me quedo fijo buscandote en esa mujer, pero nunca apareces.

Entonces dejo volar mi imaginación y fantaseo con que eres tú quien camina en una continua pelea contra el viento por causa de tus cabellos. Y me imagino sonriendo, y tú me ves y simulando un enfado que no tienes me dices que si me hace gracia mientras con una mano intentas despejar tu rostro de la maraña de cabellos. Y te digo que lo que me hace gracia es que disimules tan mal que estás enfadada, porque te estás riendo. Y tú intentas hacerme creer que no estás de broma, pero al fin logro que de tus labios amanezca una sonrisa, y me dices que conmigo no juegas más, que siempre me salgo con la mía. Entonces soy yo quien retira con suavidad todos los cabellos de tu cara, y como si el viento se aliara conmigo, deja de jugar a enredarlos, y así me permite besarte y que me beses.

Y me dices: "no sé por qué te quiero tanto, si siempre te estás riendo de mí". Y yo te digo: "¿Cuánto me quieres?" "Muchos montones pequeños", respondes, y no me dejas hablar porque vuelves a besarme. Luego apoyas tu rostro en mi cara, suspiras, y me dices al oído. "Te quiero tanto por lo que me haces sentir cuando estoy contigo".


Como si fuera un cuentacuentos me relato historias diferentes cada día contigo como protagonista para evitar pensar en tu ausencia.


Si alguien me preguntara que por qué te quiero tanto la respuesta sería: "no lo sé". Pero sólo pensar en ti convulsiona todo mi ser, Alejandra, y vivir contigo en mi corazón es una liberación de mi propio espíritu que sólo podía soñar con amar y ahora ama de verad, aunque sea a un sueño.


Te quiero, "Basileia".

domingo, 4 de octubre de 2009

La eternidad de un amor verdadero.


No dejo de pensar en ti: qué harás, qué habitará en tu mente, dónde estarás...

Siento un vacío pensando en que esa compañía tuya ya no me acompaña. Las canciones se vuelven melancólicas y hoy, tan ocioso mi tiempo de repente, tengo demasiado para poder mover mi mente y me encuentro contigo en mi cabeza.

El amor nunca ha sido mi fuerte. Tú eres la habitante única de un corazón enamorado que siente que nada vale la pena si tú no estás.

Quizás sea el otoño, quizás tu ausencia, quizás todo, pero me siento triste y gris como un día de lluvia cuando ya las hojas abandonaron su árbol y cambiaron su verde por un descolorido marrón amarillento. Estoy apagado aunque actúo como un gran actor ante el público que busca mi eterno buen humor: no es fácil. Cada vez me hago más a la idea de la soledad que me va abrazando y contra la que no lucharé. De qué me sirve escalar montañas si tú no estás en la cima. Para qué surcar océanos de fantasías si no vas a navegar en mi navío. De poco vale volar hacia una luna huérfana de tu presencia.

Hacía mucho que no me sentía así, pero hoy estoy triste, y aunque quiero no soy capaz de llorar, de desahogar en un manantial de lágrimas esta amargura que me acaricia.

Sigo sabiendo de mi amor y de la imposibilidad de borrarlo de mi alma, y para serte sincero, aunque en mi mano estuviera "desenamorarme" tampoco querría. Continuaré siendo fiel a este cariño infinito que germinó con tu aparición y que tu simple compañía se encargó de alimentar.

Me voy. Y por fin cerraré mis ojos en otra noche sin ti tratando de desaparecer por unas horas de esta vida apagada en tu ausencia y mañana, al despertar, quién sabe...

Buenas noches, sueño eterno, tan eterno como mi amor por ti.

viernes, 2 de octubre de 2009

Te busco pero no estás.


El tiempo no detiene su paso por nadie y va sucediéndose con tu ausencia como aliada suya y enemiga mía.

Hoy te echo de menos y me siento como una hoja arrastrada por el viento en este otoño recién nacido que se va aposentando en mi corazón enamorado.

No sé dónde estás, ni sé qué es de ti. Sólo tengo recuerdos que inundan mis pensamientos y en la añoranza me provocan una sonrisa salpicada con tintes de amargura. Supongo que es la estación que arrastra mi ánimo hacia un invierno frío que aún ha de llegar.

Otoño gris que viste de melancolía mi espíritu vacío. ¿Dónde estás, ANGEL mío, que hasta el alma me pregunta por ti? ¿Qué puedo responderle a mi fantasía si mis sueños están contigo? Es difícil encontrar a quien amar rayando la demencia e imposible poder olvidarle, y yo no te olvido, mi pequeña estrella.

Miro al cielo y busco un lugar donde encontrar el reflejo de tu presencia para observarte en silencio, a escondidas. Pero no estás, y sólo encuentro una luna vacía sin ti, y un vestido de estelares brillos dirigiendo la orquesta del infinito universo donde un día encontré un amor para siempre que no me corresponderá.

Nunca fui perfecto, y cometí mil errores a lo largo de mi anodina existencia, pero a pesar de todo la vida me hizo el mejor de los presentes; me regaló tu realidad, la presencia de un ser invocado en mis más reservadas fantasías, y el poder vestir con amor un tiempo destinado a estar vacío, un tiempo que llenaste de ti, de tus burlas picarescas, de tus sonrisas sinceras, de los suspiros inocentes, algunos indecentes, pero todos sinceros. Un tiempo donde la felicidad llamaba a grandes voces y se iba abriendo paso a través de un cenagoso pensar.

Hoy no gozo de tu divina presencia, añorando este amor que quizás aparenta ser un espejismo de la irrealidad más absoluta, pero que es en realidad el más sincero de los sentimientos que he podido tener por alguien.

Aunque desaparezcas no se deshará el hechizo que un día lanzaste al aire y que me alcanzó en el centro del corazón. Nunca me creíste pero mi amor es ya para siempre.


lunes, 28 de septiembre de 2009




Estoy aquí, en mi universo solitario, vadeando pensamientos extraños en busca de una isla en medio de este mar desconocido por donde vago sin un rumbo predefidinido. Trato de identificar una banda sonora que dé musicalidad a esta vida que llevo, pero me doy cuenta de que no hay notas que suenen como ocurre en las películas.

Cuando camino zambullido en mis fantasías, en mis recuerdos, en cada uno de mis pensamientos, no hay una canción que se oiga de fondo y haga evocar todo lo que el tiempo pudo llevarse alguna vez, o aquello que ya no me creo capaz de alcanzar.

Y yo quiero escuchar esas notas cuando pienso en ti, oír canciones que alguna vez compartimos, dejarme llevar por la letra de canciones que tanto hablan de nuestros encuentros tan verdaderos como irreales, de cuantas cosas vivimos alguna vez juntos en una distancia inexistente.

Porque el amor siempre debería llevar melodías allá donde esté, y en mí está por ti, porque te quiero, porque cada día me doy más cuenta de cuanto tengo que agradecer al cruce de caminos que un día nos hizo encontrarnos.

Hoy el destino me tiene lejos de tu lado, lejos de tus brazos, lejos de tus besos, pero eso aviva aún más este cariño enamorado que siento por ti.

Dicen que la distancia es el olvida, pero mienten. Yo no he dejado de abrazar el sueño de tenerte ni un sólo día, aunque no crea en él. Esta es la primera vez que no creo en un sueño, pero aún así, no renuncio a él, porque sería renunciar a mí.

Pocas cosas llenan hoy mi vida, y tú eres una de esas pequeñas grandes alegrías que salpican mi existir. Tal vez tú "ya no quieras estar por mí", pero a mí me gusta amarte porque mereces la pena, porque eres especial, y porque eres ya parte de mi vida.

Por todo, mi pequeña estrella, eres mi gran amor.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Nací para amarte.


A veces basta un breve texto para que el corazón nos de un vuelvo. Tan sólo unas efímeras lineas donde la palabra alcanza sin esfuerzo el corazón de quien lée. A veces los sueños continúan vestidos de una realidad opaca y nos confunden haciéndonos dudar de si es cierto o sólo imaginario.

Hoy, al leer tus letras, Campanilla, una corriente de sensaciones recorrió mis entrañas sacudiendo cada rincón de mi interior, y es que, a pesar de tu "voto" de silencio, una limosna de tus emociones es suficiente para enardecer mi espíritu.

Ya no me regalas tu amor, aunque tampoco lo niegas, ni te permites sucumbir a mis fantasías, aunque te dejas acariciar por ellas. Pero no es sentirme amado lo que más deseo, sino poder seguir amándote, llevar dentro de mi mente cada gesto que te observé, tu sonrisa envolvente, el deseo de profanar tu cuerpo divino. Porque te quiero, mi pequeña estrella, y nunca ha existido sueño más hermoso en mi vida que tú.
La distancia, el espacio, el silencio, o incluso un adiós no cambiará lo que siento porque hoy ya sé que nací para amarte y moriré siendo tuyo.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Palabras de un amor prohibido.







Miro a través del cristal de mi ventana hacia una luna menguante que brilla en el cielo salpicado de cientos de lucecitas misteriosas, titilantes, dibujando entre ellas tu rostro siempre bello.

La añoranza de un amor sin futuro y tal vez sin pasado habita en cada uno de mis pensamientos, anhelando una presencia que no existe, la compañía de una dama que encandiló mis fantasías a través de la imaginación.


Quién sabe por qué y de dónde surge el amor; quién podría responder a la pregunta "¿qué es el amor?". Cada ser tendrá su propia descripción y si alguien me preguntara a mí la respuesta sería "el amor es ella".

Sí, mi pequeña estrella; el amor eres tú, los recuerdos que despiertas dentro de mí, las sensaciones que siguen vivas cuando aún hablo contigo, los deseos que silencio y que crecen más y más.

Hace ya días que no cruzo ni una palabra contigo y vivo con la sensación de que ha pasado mucho tiempo desde que hablamos por última vez, casi como si realmente hubieras sido siempre fruto de mi imaginación.

No he dejado de pensar en ti ni un sólo día, y me doy cuenta de que cuanto menos cuento con tu presencia más siento mi amor y más necesito de ti.

Como ves, Campanilla, por mucho que quieras alejarte de mis sentimientos y alejarme incluso a mí de esos sentimientos el resultado es paradójicamente el contrario, porque más te amo y más deseo hacerte la reina de mi Nunca Jamás donde una vez ya habitaras.

El desconocido futuro puede depararme lo que el destino tenga a bien pero un amor como el que siento por ti jamás morirá, y no volverá a haber mujer en esta tierra que pueda ocupar un lugar en mi vida como el que tú ya tienes; ni siquiera compartir. Sólo podré entregarme por entero a una mujer, a ti. Cualquier otra tendrá que conformarse con una parte sólo, porque dentro de mí no dejaré de pertenecerte aunque tú nunca seas mía.

Te quiero, Alejandra, como siempre te quise, como siempre te querré.

viernes, 28 de agosto de 2009

Nunca habrá nadie como tú.


Mi preciosa fantasía:

Estoy perdido enmedio de un mundo de amor sin salida. Cuando estoy contigo, cuando tus palabras salpican mis sentidos y tu sonrisa se dibuja ante mi mirada, caigo de nuevo en una fantasía imposible. Y si esa compañía se adereza con las notas de bellas canciones no puedo negarme el amor que te tengo.

No tengo ya el regalo de tus "te quiero", ni la posibilidad de regalártelos yo, pero sigues acompañando mis pensamientos allá donde vaya, esté donde esté.

Cuántas veces imaginé un final distinto, cuántas veces aún lo imagino. Y es que un día llenaste de golpe mi vida, sin avisar, sin decirme que llegabas, que el sueño que un día creé existía, que eras tú mi fantasía hecha mujer.

Hace apenas unos días pude verte de nuevo, y aunque entonces no te lo dije volví a rendirme ante esa hermosura irrepetible; los solares cabellos descolgándose por tus hombros; esos ojos que tanto añoro abrigados tras cristales graduados. La sonrisa que ya me cautivara la primera vez que me saludó, dibujada por unos labios excelsos, imposibles ya para mí.

Te quiero, Alejandra, te quiero como una obligación absoluta. Te quiero porque tú misma eres mi propia vida, aferrada a tu presencia aunque esté obligado a ocultar la mirada de enamorado y disimularla con ojos de amigo, amistad que no puedo brindarte porque eres mucho más que eso.

No voy a huir de mis sentimientos ni renunciaré a ellos. No puedo llorar en ningún hombro la tristeza de no gritar mi amor y acallar este cariño infinito, pero amarte es más fuerte que el dolor de no poder tenerte.

Lejos queda ya aquel día en el que estúpidamente renuncié a ti. Pero pese a la amargura me ha servido para darme cuenta realmente de lo que llevo dentro y lo que significas para mí.

Quizás no eras para mí. Tal vez el destino sólo buscaba burlarse de este loco enamorado, pero lejos de servirle de bufón se ha asentado de manera definitiva el amor verdadero. Otros brazos no podrán calmar mi desasosiego en días amargos, ni otros labios me regalarán unos besos tan deseados, porque ninguna otra mujer podrá ocupar el lugar que ya es tuyo por derecho.

Nunca ya podré amar como he sido, soy, capaz de amar, de amarte. Nunca habrá nadie como tú.

sábado, 15 de agosto de 2009

Hoy te añoré.


Amor mío:

Hoy, sentado en mi coche, atravesando una ciudad desierta en la sobremesa estival de un 15 de agosto, escuchando canciones que algún locutor desconocido para mí presentaba con una alegría juvenil, viniste a mi memoria. De pronto sentí unos deseos apenas controlables de devorar kilómetros yendo en tu búsqueda. Deseé tenerte sentada a mi lado rumbo a cualquier sitio, disfrutando de un sol sonriente que dibujara con sus rayos un verano inolvidable. Pero nadie iba conmigo; el asiento estaba vacío y tan sólo habitabas en mis pensamientos.

No dejo de amarte; tampoco lo intento. Pero cuando miro las fotografías que alguna vez me regalaste, o las imágenes que se grabaron en mi memoria en alguna ocasión, veo un rostro que no deja lugar para que mis sentidos busquen otras atenciones.

Te amo en cuerpo y alma aún sabiendo que ya nunca serás mía. Quizás salí hace tiempo de tu corazón, y las esperanzas no son sino burdos engaños que aún mantengo en mi espíritu, mintiéndome para no vivir consciente de una realidad que no quiero conocer. Tú eres más de lo que quieres o deseas reconocer para un pobre diablo que no sabe mirar más allá de ti.

Quieres mi amistad, pero yo jamás podré verte como a una amiga porque te amo, Alejandra. Te quiero sin remisión, y aún guardando y acallando lo que mi corazón desea gritar, mis sentimientos son puros y verdaderos. Sigues siendo esa deidad que antaño adoraba y tan imposible sentía. Hoy estás más lejana porque la barrera de la "amistad" es aún más infranqueable que la indiferencia.

Cada día que tengo la enorme fortuna de hablar contigo recalcas "lo que hacen los buenos amigos", quizás tratando de hacerme ver ese muro levantado entre los dos. Jamás podré verte como a una buena amiga porque eres el amor de mi vida. Desconozco dónde te llevará tu camino ni dónde me conducirá el mío, ni cuándo divergirán el uno del otro, porque estoy convencido de que ocurrirá, pero no abandonarás mi vida aunque desaparezca de la tuya.

Me duele ser sólo "tu amigo", pero más me duele pensar que un día ni eso seré, porque significará que te has apartado por completo de mí.

Sé que te resultaría todo más sencillo si yo no sintiera lo que siento, y que muchas veces dudas de que sea cierto porque deseas que no lo sea. Yo no sé estar con alguien, soy demasiado "especial", (suena mejor que raro), pero mi amor es tan poderoso que nada puede derrocarlo.

Ojalá hoy te hubiera encontrado; aún guardando las palabras de cariño para mí, te hubiera amado como siempre lo hice.

sábado, 1 de agosto de 2009

Imposible tú.


Mi preciosa fantasía:

Cuántas cosas quisiera poder decirte y cuantas cosas se van callando. Pierdo aire poco a poco, y las fuerzas, ya mermadas, van alejándose de mí.

Me siento débil, vulnerable, perdido en un sinfín de pensamientos grises que se van apropiando de mi estado de ánimo.

Cierro mis ojos y sólo puedo ver tu angelical rostro risueño, una visión que me calma y me hace sonreír. Pero es sólo una borrosa imagen de un imposible, de un ojalá que nunca podrá ser.

Vivo enamorado de ti, ansiando encontrar la llave de tu infranqueable corazón y rendirlo a mis sentimientos. No hay esperanza y la ilusión va resquebrajándose lentamente.

No he rendido las huestes de mis sueños aún porque necesito de este amor irrealizable. Es mi premio y mi castigo, mi victoria y mi derrota, mi euforia y decepción. Es la ambigüedad de una fantasía imaginada que creo real, de un imposible que me niego a reconocer.

Sé que hoy mis letras van impresas con un tinte de melancolía; es inevitable.

Eres la única persona que comparte mis desvaríos, cuya compañía me hace sentir vivo aún cumpliendo la condena de no poder hablar.

Antes tenía a alguien a quien contar de mis amores y ahora las palabras han de callarse y se quedan escondidas dentro de mí, luchando por salir, custodiadas por las fuerzas de la honestidad.

Al menos en este rincón puedo desahogar parte de esa angustia que escondida a ojos ajenos acaricia mis entrañas y me sume en un océano de apatía melancólica.

Te quiero como lo hacía cuando aún podía decírtelo; quizás te quiero más. Y no te niego que busco rostros donde posar mi vista ya cansada, rostros que me despierten de este letargo sentimental, pero no existen.

Quizás llegue el día en que una mujer cruce su mirada conmigo; quizás su cuerpo se haga uno con mi cuerpo; quizás disfrutemos de pecaminosos placeres carnales... Luego vendrá el vacío y volveré a mi soledad, porque no habrá sido contigo.

¡Cuánto te quiero, imposible Alejandra!!!

domingo, 26 de julio de 2009

Siempre tú.


Cuánto me acuerdo de ti en mi soledad, cuando nada ni nadie puede interrumpir mis devaneos emocionales. Me evado en imágenes ilusorias por acariciar tu presencia irreal y hacer de ella una fuente donde calmar la sed de mis deseos.

Te quiero sin querer porque no es algo que yo elija o pueda evitar. Te quiero porque un día mi corazón dijo "es ella", y sin darme apenas cuenta te fuiste instalando en mi propia vida.

Luego, con el tiempo envejeciendo, nos encontramos un día, de pronto, a millones de años luz de distancia y me vi privado de un cariño que dar sin negociar, de un amor que regalar por necesidad emocional. Y me vi despojado de caricias léxicas que llegaban de unas palabras nacidas de ti.

Hoy navego en un inestable barco de papel sobre un charco de lágrimas que se derramaron cuando comenzó a bajar el telón de tan preciosa función. Quizás aún no está cerrado del todo; tal vez si miro por debajo todavía alcance a ver el decorado que tantos sueños me ha regalado.

Sabes lo que significas en mi mundo aunque te lo niegues una y otra vez, y lo sabes como lo sé yo. No te culpo por no querer beber de este manantial desconocido, pero te aseguro que su agua es limpia y pura.

Hoy, como ayer, como mañana, seguirás estando en el centro de mi corazón, de mi alma, de mi espíritu, de mis pensamientos, de mi necesidad, porque tú, y sólo tú, eres el más grande e imposible de mis deseos, y como un loco que soy, seguiré en pos de una quimera hasta que esa locura se adueñe por completo de mi ser o hasta que el último aliento de fuerza se desvanezca de mí.

Porque te quiero; porque eres tú.

martes, 14 de julio de 2009

Mundos de hoy; recuerdos de ayer.


Pasa el tiempo pero no avasalla el olvido con su tétrica presencia.

Busco entre mis recuerdos un te quiero que alguna vez me dispensaras sincero, tierno. También despierto las fantasías que alguna vez escribí contigo, o por ti, y trato de bucear en ellas para acariciar esa presencia que no existe.

He tratado de dibujar tu rostro en otras mujeres por verte en mi espacio, pero es imposible. He querido encontrar tu mirada en ojos que se cruzaran con los míos, pero ninguno despertaba el más mínimo interés, porque al instante me daba cuenta de que no eran tus pupilas las que acariciaban las mías. Y he vagado por mundos irreales en pos de una mentira que cada día me cuento y me creo.

Es imposible no amarte, y es imposible olvidarte. Lo primero porque has llenado todo mi ser desde que un día apareciste en mi realidad, a pesar de que ya soñara contigo. Lo segundo, porque no quiero.

Hoy no estás, y ni siquiera sé dónde caminan tus pies. Te echo de menos, Campanilla.

Quisiera poder hacer un agujerito y por él mirar tu vida; ver lo que haces, cuando sonríes, cuando te enfadas, cuando descansas, cuando te cansas... Quisiera poder seguirte allí donde fueras aunque ni siquiera pudiera rozarte.

He subido a mi luna para buscar desde allí tus huellas, pero el mundo que veía estaba vacío. He recorrido las huellas que tus pies dejaron en el polvo de esta luna mía, mi pequeña estrella, y siguen intactas porque lo que yo siento por ti es imperecedero. Y por más que te pueda perder, que tu ser esté a millones de años luz de mi corazón, no quiero dejar de amar, de amarte. No voy a huir buscando otros corazones donde tratar de desahogar mi llanto carente de lágrimas, o donde buscar un consuelo inconsolable.

Tú y sólo tú eres dueña de este corazón que un día enamoraste y ya no dejará de amarte jamás.

martes, 30 de junio de 2009

Tú y sólo tú eres la dueña de mis sueños.


Mi pequeña estrella:

Hoy estoy perdido entre pensamientos que me llevan a añorarte aún más que ayer.

Ojalá de pronto aparecieras y tus palabras alcanzaran mis oídos como las notas de una canción de amor sin condición. Buscaría en cada sílaba tu corazón y sentiría esas palabras como caricias en mis sentidos y escribiría un poema con la mirada en el lienzo de tus ojos, perdido en ese infinito que existe tras tus pupilas.

Y tu sonrisa hechicera encandilaría mi ser gobernando mis actos con tan sólo ese gesto que sabes que tanto necesito.

Verte sonreir, un sueño que hace demasiado tiempo dejé de disfrutar.

Cuántas cosas quise vivir y quiero vivir contigo, y no puedo. Pero no me queda la opción de una rendición cobarde, porque tu ausencia es causante de vacío, una nada imposible de vencer si no estuvieras.

Por tanto y por nada te quiero, y por tanto y por nada te busco. Y aún sin huellas trato de seguir tus pasos para no perderme en mis sueños más funestos, porque si un día hubo oscuridad en mi mundo fue tu luz quien la venció.

Qué hermosos momentos viví asilado en tu voz, en tus gestos, en esa sonrisa a veces seductora, a veces pícara.

Escondiendo mis desdichas por alcanzar una felicidad en tus labios sonrientes y en esos ojos tan cargados de vida, tan llenos de virtud.

Hoy no puedo tenerte, verte, escucharte ni leerte, y quién sabe si volverá a ser, pero aún me escondo entre las letras de canciones que me embarcan en fantasías oníricas donde nada es imposible, donde siempre estás para mí, siempre estoy para ti.

Soy un loco por amar sin futuro, pero si no amara el futuro que existiera no sería más que una ausencia de luz, una soledad oscura llena de nada, vacía de amor.

Tú, y sólo tú eres la dueña de mis sueños.

martes, 23 de junio de 2009

No quiero dejar de quererte.


Hoy la nostalgia se ha asilado en mi alma buscando recuerdos de todo lo que nunca fue, aunque la imaginación casi me hizo vivirlo.

Mis pensamientos han dado vueltas y vueltas, como si estuvieran en un carrusel de feria, preguntándose adónde me conduce esta obsesión por un amor imposible.

Sé que no voy a ninguna parte amando a quien no desea ser amada, pero si mis ojos se posan en otro rostro me doy cuenta de que busco tu belleza en una piel que no es la tuya, y no la encuentro. Entonces me doy media vuelta y te echo de menos, y me encierro en mi fantasía imaginando cuantas cosas alguna vez deseé contigo y por ti. Me doy cuenta de que podría encontrar en otro cuerpo un placer físico efímero, y en otras palabras un minuto de risa, pero tras ese placer y ese minuto sé que no habrá más que un acantilado sin fondo donde caería mi amor, porque sin ti no tengo corazón para querer.

Te has asentado de tal modo en mí que aún sin poder tenerte ya no quiero tener a nadie porque allí donde miro encuentro algo que me recuerda a ti, que te trae a mi memoria, y no puedo evitar seguir amándote como un adolescente la primera vez que se enamora.

Y tú eres quien llena esos mundos oníricos que se crean cuando alguien nos llega tan hondo que alcanza el mismo centro de nuestro espíritu y deja una huella imborrable.

Ojalá de pronto un día despertara y me encontrara con tu olor antes de abrir mis ojos, y que al hacerlo, fuera tu cuerpo dormido el que hallara mi vista. Ojalá mis labios entonces se posaran en tu piel y la besaran con ternura, disfrutando de la inocente visión de tu ser dormido.

Ojalá estuviera conduciendo por alguna carretera entre verdes acantilados con el mar como compañero de paisaje y a mi lado estuvieras tú cantando aquello que sonara dentro del coche, y yo, de reojo, mirara tu disfrute y disfrutara contigo.

Ojalá estuviéramos en una playa donde tú te burlaras de mí por mi nivea blancura rayada con trazos morenos y yo disfrutara de una cálida felicidad tan sólo por estar tan cerca de ti.

Ojalá estuvieras tan rendida al amor como lo estoy yo por el que siento hacia ti.

Ojalá tantas cosas que no son y posiblemente nunca me regalarás.

Pero aún así, a pesar de lo que a veces se pregunta y responde mi cabeza, es el corazón quien gobierna mi existencia y no trato de olvidarte porque ni siquiera quiero hacerlo.

Existe el amor puro y verdadero, y ese es imposible de borrar, y ese es el que yo siento por ti.

No quiero dejar de quererte, Alejandra, aunque tú no me quieras querer, y no voy a dejar de hacerlo.

: * * *

lunes, 15 de junio de 2009

Ayer, hoy, mañana, siempre.


Mi pequeña estrella:

Hoy podría, incansable, acompañar toda tu noche de amatorias palabras nacidas de un corazón solitario.

Hoy, si te tuviera lo suficientemente cercana, te diría te quiero, pero no lo haría con palabras. Fundiría mis labios con los tuyos, acariciando la mayor de mis fantasías, y rozaría tus manos con las yemas de mis dedos. Hoy te haría reina de mi mundo una vez más, dueña de cada paisaje ensoñado alguna vez por los dos.

Hoy te querría como nunca antes te pude querer, y es que no tenerte y saberte imposible no me incita a la rendición. Tú, y sólo tú, eres la compañía que yo quiero, con tus cabellos dorados, con tus ojos burlescos y esa sonrisa que me deshace como el calor al hielo.

Hoy quisiera tenerte entre mis brazos y sentir cómo tu corazón late por mí, pero tú no estarás pegada a mi pecho, y mis brazos no rodearán tu cintura. Hoy no besaré tu boca, ni me perderé en tus ojos, porque hoy no es un día especial, porque hoy, como ayer, como mañana, sólo es un día más.

Pero cierro mis ojos y fantaseo con esas caricias que tanto ansío, dar y recibir, disfrutar de ambos los dos.

Quisiera decirte que cuanto mayor es tu ausencia más es mi necesidad. Y en muy pocos días comenzará un peregrinar entre recuerdos e ilusas fantasías porque tú no vas a estar.

Miro tus fotografías y me pierdo en improductivos deseos que no se realizan, pero no puedo evitarlo, no puedo evitar pensar en ti.

Te quiero, Campanilla. Te quiero tanto que el mundo no existe si no pienso que tú existes en él. Tantas son las cosas que me hablan de ti que allá donde vaya te llevo conmigo. El tiempo, ese sabio que a veces ensalzamos y otras odiamos, dirá lo que un futuro deparará pero el olvido jamás podrá asomar porque todo lo que existe en mi vida me lleva a ti.

Algún día mi corazón dejará de latir, y tal vez ni siquiera entonces pueda olvidarte porque si hay un más allá mi alma seguirá amandote en silencio.

Por siempre jamás...

viernes, 5 de junio de 2009

Eres el mundo, diosa y alma.


Siento el corazón rendirse al recuerdo y la necesidad. Poseo la fuerza del amor aún en un momento hostil.

Te busco como te busqué siempre, como te buscaré.

No quiero rendirme; no puedo hacerlo. No te tendré pero necesito negarme tu distancia, la realidad del muro que separa nuestras vidas.

A veces siento cómo se fatiga el alma y se niega a dar un paso más. Pero entonces huyo hacia mis pensamientos, a mi interior, y te encuentro allí, como siempre estuviste, como seguirás estando.

Quizás soy el más loco de los hombres. Tal vez desee vivir un imposible que no quiero olvidar.

Te convertiste en mi mundo, en la efímera felicidad de la esperanza, y ahora me es imposible prescindir de ti.

Apareces continuamente en todo lo que hago y veo, como si estuvieras en mí mismo.

Hoy el camino apenas es un sendero cubierto de hojarasca y arbustos, pero aún así no desistiré en el esfuerzo de buscar la senda que dejaste, la huella que sembraste en el camino.

Si pudiera acariciaría tu larga cabellera paseando el dorso de mi mano sobre la piel de tu rostro, y trataría de perderme en tus tímidas pulilas. Buscaría el roce de tus labios en un ósculo instintivo que no pudiéramos evitar, y disfrutaría del silencio en tu compañía, tal vez junto al mar y su canto, bajo la atenta mirada de una luna llena capaz de sonreír a dos enamorados que hacen gala de sus sentimientos.

Pasarían otras gentes envidiando el cariño que se desprendería de nuestros cuerpos como un aura infinita de luz multicolor. Y tu sonrisa, nívea, pura, llenaría de vitalidad mi propio ser, mientras nuestros pies, sin gobierno que los rigiera, vagarían sobre la fina arena de una playa cualquiera...

Es hermoso soñar, y más hermoso cuando es contigo.

Ya no podemos compartir este amor, pero nunca podrás impedir que yo siga disfrutando en mi corazón de ti, de las fantasías y de tu imaginaria compañía.

Porque te quiero, aunque intentes evitarlo; porque te amo aunque quieras negártelo y negármelo. Porque a pesar de todo lo que la vida nos pueda deparar, tú ya formas parte de un mundo creado para no llorar en una realidad desdichada. Porque tú, Alejandra, eres el mundo, diosa y alma; lo eres todo para mí.

lunes, 1 de junio de 2009

Siempre vivirás presente en mí.



Hoy paseo por la estrecha senda de mis pensamientos. Camino con la mirada perdida en una ausencia tan presente que vacía mi esperanza.

Poco a poco me estoy acostumbrando y voy enseñándome a mí mismo a bucear por los recuerdos sin más pretensión que la de no olvidarte.

Abro mi cajita de terciopelo azul, esa en la que guardé cada uno de los suspiros que un día salieron de tu interior, y me empapo de ellos.

No quiero olvidar, y no voy a olvidar. No creo poder volver a sentir como ya sentía antes de hacerte realidad, cuando sólo fantaseaba con el ser más especial que pudiera imaginar sin la motivación de que se hiciera realidad.

Pero sucedió; apareciste un día, de casualidad quizás, o enviada por el destino, quién lo sabe, y los sentimientos ensancharon sus fronteras y poder.

Estaba enamorándome de un ser real, alguien que había salido desde mi interior y se había transformado en una mujer verdadera, con una belleza divina que me absorbió la razón. Con una personalidad regia que hasta cierto punto me intimidaba; con un aura misterioso que envolvía todo cuando le rodeaba y que alimentaba mi descarada curiosidad día a día.

Hoy camino por cada uno de los momentos que se hicieron especiales por tu presencia y alimento mi añoranza con imágenes que convierto en pequeñas historias nunca vividas.

Quizás soy un demente enloquecido por un amor imposible, pero verdadero.

Un día me decías que no es manera de vivir. Yo necesito de este amor, y si tú no puedes ya ofrecérmelo lo buscaré dentro de mí, pero seguiré viviéndolo dede mi luna cada noche, pintando un paisaje que se volvió monótono desde que decidiste bajar de ella.

Lo único que no obtuve de ti podría lograrlo en otros cuerpos pero todo lo que me regalaste nunca nadie podrá volver a ofrecérmelo.

Tú serás mi pequeña estrella para el resto de mis días aún a pesar de lo que la vida me traiga. Jamás volverá a haber nadie como tú en mi vida y por ello siempre vivirás presente en mí.

viernes, 22 de mayo de 2009

Quizás, quizás.


Hoy habita el silencio en mi alma. Miro a mi alrededor y el mundo es un cristal opaco que no me deja ver qué hay más allá de mi propio cuerpo.

Poco a poco estás venciendo, poco a poco estoy perdiendo.

Hay días en los que me siento abatido, cansado, con la indiferencia como guía de mi existencia. Escucho canciones que hablan de desamor, de despedidas, y me veo como protagonista de una historia que no deseo vivir, la de un adiós que sin decirse va sucediendo.

Me doy cuenta de que tus ausencias cada vez son más prolongadas, y no puedo hacer nada. Sólo espero, con la ufana ilusión de que todo volverá a girar en torno a un amor que aún siendo irracional, inexplicable, es lo más hermoso que he vivido en mucho tiempo.

No puedo pretender enamorarte, o enamorarte de nuevo si una vez lo estuviste. No puedo hacer nada por cerrar tus ojos y ser capaz de llevarte a cualquier lugar tan sólo con unas palabras, con mi ya estéril compañía.

Hay días que la opacidad del mundo me deja exhausto y mi espíritu se difumina entre sentimientos borrosos anegados de lágrimas interiores.

Odio demostrar mi propia debilidad porque tampoco mereces ser el blanco de tan estúpido sentir, y bastante dolido tienes ya tu corazón.

Ojalá fuera completamente libre para decir "te quiero", pero no lo soy. Cuando alguna vez dejo vislumbrar mis sentimientos tengo la sensación de que me estoy equivocando, de que no deseas saberlo, de que tú estás tratando de cerrar una puerta que yo sigo empujando.

No puedo tenerte y no puedo dejar de amarte.

Cierro mis ojos y busco tu abrazo, acurrucarme en tu regazo y sentir tu protección. Cierro mis ojos y me dejo llevar por mis fantasías hacia tu ser y compañía, y entonces odio tener que abrirlos, volver a este mundo que cada día me hastía más. Odio todo lo que representa esta distancia verdadera que cada día se hace más larga, y odio que no seas mía.

Quizás te perdí hace tiempo; quizás nunca me de cuenta de ello.

domingo, 17 de mayo de 2009

Mi amor por ti.


Hoy te he buscado; te he buscado en los rostros de decenas de mujeres que se han cruzado ante mis ojos.

Te he buscado aún sabiendo que el resultado volvería a ser el mismo, tu ausencia.

Te he buscado porque pensaba en ti.

Te he buscado porque necesitaba recordarte.

Te he buscado porque quiero tenerte.

Ahora, mientras escribo, escucho una canción que bien define lo que mi ilusa esperanza promulga en mi interior, y es que "yo no me doy por vencido".

Mi amor es un sentimiento irracional, fuera de cualquier lógica, el amor por alguien que existe sin haber existido, un ser tan maravilloso como imperfecto que le hace complicadamente perfecto, una fantasía envuelta por un mundo onírico nacido de la imaginación de un loco enamorado.

Y es que sin ti mi mundo carece de color, de sonido, de magia. Sin ti me siento un ser más atrapado en una tierra carcelera de la que es imposible escapar.

Tú eres mi libertad, hermoso ángel, mi camino a la felicidad. Tú eres cada suspiro que nace de mi alma, cada sonrisa que se dibuja al pensarte, cada minuto que imagino tus besos. Tú eres esperanza, vida, alegría e ilusión. Tú eres pasado, presente y futuro de mi propia existencia.

Te quiero sin saber lo que tú quieres. Te quiero aún sabiendo que lo esquivas. Te quiero aunque tú no desees quererme. Te quiero porque eres a quien había de querer.

Te quiero porque no existe amor como el que me causas. Te quiero porque nadie me habló como tú. Te quiero porque eres infinita en mí. Te quiero, sin más.

Me vas a huir por siempre, y te seguiré eternamente. Cruzarás la linea de la distancia para alejarte de mí, y yo la cruzaré para acercarme a ti.

Caminarás tratando de burlar mis pasos, y mis pasos burlarán la realidad por no perderte.

Podrás apartarte de mí. Podrás escapar de mi propia presencia. Conseguirás dejar atrás el rastro que mi corazón algún día dibujó en tu espíritu pero...

... Pero jamás podrás borrarte de mí.

Quizás no te des cuenta nunca pero ya me has marcado para siempre.

Y un para siempre es demasiado efímero para vivir mi amor por ti.

viernes, 15 de mayo de 2009

Una vez te sentí mía.


Cae la tarde tras los critales, empañándose el brillo de un sol en el ocaso a punto de desaparecer allá en un horizonte lejano, perdido.

Cae la tarde y asoma una aún pálida luna menguante sobre un cielo límpido de nubes.

Y me encuentro vagando entre fantasías donde acompañas cada paso que doy. Busco el modo de perderme de una vez en una onírica ilusión de la que no regresar nunca jamás, errante entre sonrisas dibujadas por el simple hecho de imaginar que somos dos enamorados capaces de abandonarse al sentimiento de sus corazones por el sólo hecho de encontrar la felicidad.

Me siento prisionero de una realidad carcelera que trato de esquivar, y por eso me escondo entre imágenes inéditas donde alcanzar tu ser y madurez como complemento a mi persona e insensatez, como el equilibrio preciso y perfecto.

Iluso de mí, vago con la esperanza de volver a conquistar ese mundo tuyo del que yo mismo me excluí.

Siento que pertenecemos a universos distintos, que eres intocable e inalcanzable, que mi mundo está demasiado alejado del tuyo, que tus pies caminan muy por encima de mi cabeza, un aún así no quiero renunciar a amarte y no puedo dejar de esperarte día tras día, hora tras hora, como quien paciente ocupa un banco en cualquier estación hasta que su tren arriba.

Quizás mi tren ya pasó y mi espera sea una eternidad en un andén de cualquier estación, pero en esa espera visito cada uno de los recuerdos que nacieron cuando aún no te decía te quiero, cuando ya te dije mi amor, cuando me decías "te estimo", cuando no existía el adiós.

Yo no voy a dejar que el olvido acaricie lo que eres, quién representas, qué significas y cuánto te amo, porque mi mayor tesoro es mi propia imaginación y en ella tú eres quien con arte, pintura, pincel y papel ha dibujado el más hermoso paisaje para unos ojos ávidos de belleza como son los míos.

Aunque llegues a olvidarme yo nos recordaré por los dos, porque una vez te sentí mía, y el poso que eso dejó en mi espíritu no se borrará jamás.

jueves, 7 de mayo de 2009

Te dije, te digo, te diré...


Hola, mi pequeña estrella.

Hoy vuelvo a mis letras en busca de una declaración de amor que tanto me cuesta hacer por miedo, ignorancia o qué sé yo.

Vivo en un continuo sueño que proclama el gobierno de un cariño supremo en mi corazón, un amor eterno que mitiga las desdichas de una realidad que cada día desconozco más.

Tu presencia, tu compañía, tus palabras, tu mirada... Tu piel, tus caricias, tu cuerpo, tus deseos, o los míos... Tus silencios, tus sonrisas, tus fantasías, mi nostalgia.

Cuántas cosas imagino en una eufórica ilusión que recubre cada uno de mis pensamientos, casi todos dedicados a ti.

Te quiero, Alejandra, te quiero como jamás supe querer a nadie. He aprendido a amarte después de la ingrata realidad de una despedida jamás planeada, nunca deseada.

He aprendido a amarte a la fuerza, con el lacerante dolor de un adiós que ni es ni deja de ser, ni quiero que sea.

He comprendido que la esencia de mi amor es la esperanza de que tú siempre vivirás dentro de mí aunque un día desaparezcas de mi vida, aunque no quieras de nuevo pisar esa luna donde una vez te ofrecí mi mundo, mi vida, mi ser.

Cada noche en que el cielo se cubre de cientos de estrellas y la luna, esa que siempre quise compartir contigo, asoma creciente, llena o menguante como una reina en un mundo de fantasías, viajo a tu encuentro para recuperar todos los besos que nunca recibí, esos abrazos que jamás circundaron mi piel.

Vivo rodeado de un mundo verdadero que trato de evitar para disfrutar de un mundo mucho más hermoso porque tú habitas en él.

Siempre fuiste real aunque ninguno de los dos supiéramos qué significaba eso. Ahora yo sí que lo sé, aunque no pueda tenerte, pero desde que apareciste hay un antes y un después; el antes no lo recuerdo: el después eres TÚ.

Mi voz no puede acallar lo que siente un corazón tan enamorado como la primera vez que te lo confesé, mientras sonaba una canción de Luis Miguel... No, mi hermoso ángel, no te quiero menos, ni siquiera igual. Cada día es un poco más.

Te dije, te digo y te diré que soy tuyo para siempre porque mi corazón ya no me pertenece; tú eres su dueña.

miércoles, 29 de abril de 2009

Qué es el mundo sin ti.


Hoy estoy bebiendo de la botella del ayer los recuerdos con los que emborracharme para olvidar tu ausencia. Pero cuanto más bebo de ese pasado más presente te hago y más noto que no estás.

Te quiero conmigo, o me quiero a tu lado, tanto da, pero la vida me prohibió estar cerca de ti sino es en mis propias fantasías, y en ellas sigo, llorando amargamente mi falta de ti, derrochando sentimientos impregnados en un pensamiento donde hacerte real, con el que engañar mi propia melancólía.

Mi corazón me pregunta cada día por qué no estás y ni siquiera sé qué responderle. ¿Por qué no estás? Podría responderme, pero no quiero hacer uso de una lógica que aborrezco, de una realidad que deseo no conocer aunque sepa ya cual es. No, Alejandra, no quiero no quererte, y no quiero no tenerte, y no voy a enterrar lo que siento cuando te pienso, cuando te encuentro, cuando te ausentas, cuando me riñes, cuando sonríes, cuando callas o cuando hablas; no voy a esconder mi interior a tus ojos si un día los vuelves de nuevo hacia mí, porque quiero que me veas en una desnudez emocional, que sepas lo que eres, lo que me llevas a ser, lo que siento y lo que quiero.

No voy a huir de este sueño ni caminaré a una vida sin ti, porque mi espíritu necesita de tu presencia para crecer, para ser mejor, para alimentar mi propio YO.

No puedes evitar ser para siempre parte de mi vida y razón de mi existir, y por mucho que no lo entiendas y no desees creerlo, lo eres todo para mí aún sin haber sido más que una aparición en medio de un mundo virtual donde el deseo y la imaginación pueden llegar a confundir una realidad que no me interesa.

Porque tú eres cada paso en mi caminar y cada sílaba de mi voz no cesaré en mi empeño de soñar contigo y amarte. Y si me quieres escuchar te lo diré una y mil veces, y si no quieres saberlo yo lo sabré, y tú, aunque te lo quieras negar, nunca dejarás de saberlo.

Volveré a verte, a leerte, ya sea de un modo real o imaginado.

Te quiero, Alejandra María.

sábado, 25 de abril de 2009

De sueños y amores.


Son los ojos del corazón, amor mío, con los que te miro cada día entre las sombras de mis sueños. Son las manos de mi propia soledad las que buscan la compañía de tu piel en cada fantasía que recreo. Porque te necesito, porque aunque calle lo que siento no dejo de sentirte.

Eres más importante en mi vida de lo que puedes imaginar, y sin embargo ya no puedo hacerte imaginar mundos oníricos donde ambos vivíamos en un paraíso compartido como dos almas gemelas, complementarias.

Hoy tu corazón está desgarrado y yo me siento impotente ante tu dolor, y quisiera poder ser calma para tu ser, alivio para tu espíritu, y temo sin embargo perturbar la poca calma que ahora puede aún brillar en ti.

Pasará el tiempo, el dolor mitigará, pero yo seguiré amándote en el silencio incomprensible del que en su demencia persigue sueños imposibles sin resistir la tentación de caer en su propia locura escapando de una realidad lacerante.

Te quiero, Aliss, y eso ni el mismo Dios puede impedirlo. Mi amor es un para siempre en una vida salpicada por breves retazos de felicidad pasajera.

Tú representas el más sincero sentimiento, un amor de verdad como jamás nunca sentí, y el simple hecho de hacer un esfuerzo por borrar todo eso de mi vida sería el peor de los pecados. Sólo quiero que sigas viviendo dentro de mí y lucho por ello, manteniendo cada día tu imagen en mi retina, tu voz en mis oídos, tus caricias nunca sentidas en mi piel. Imagino que me falta cordura y madurez pero no quiero privarme de la satisfacción de amar al ser que más ilusión ha despertado dentro de mí.

Nunca dejaré de amarte aunque no quieras permanecer cerca de mi vida porque tú, mi pequeña estrella, eres todo cuanto necesito para caminar un poco más; mi más hermoso sueño.

domingo, 19 de abril de 2009

La fuerza del amor.


Cae la lluvia pertinaz sobre un campo yermo, anegando de añoranza unas tierras que dejaron de ser fértiles.

Primavera destronada que cautivas el sol tras nubes carceleras extendidas como ejército infinito. Dagas acuosas que horadan una tierra antaño fértil en sentimiento y hoy árida, envuelta en unos recuerdos que sólo producen tristeza.

Esa misma lluvia que otrora fuera abono para sueños y fantasías hoy se convierte en asesina de una realidad que nunca fue por más que pareciera, y es que esta tierra, aún por irreal no deja de ser verdadera.

No es la humedad del agua pendenciera ni el lacerante encuentro cuando rasga el suelo lo que más le duele a este ya estéril campo sino la privación de disfrutar un hermoso cielo despejado, coronado por un regio sol durante el día y gobernado por la luna al mando de un ejército de estrellas tras la venida de la noche.

Y es que no sé si hablo de suelo, cielo, sol o luna, o hablo de ti, de mí, de amor.

Yo soy esa tierra lacerada, privado de tu etérea presencia por esa lluvia descastada que antaño nos llevara a abrazarnos tras un ventanal al verla caer, y hoy es sinónimo de ausencia, la tuya.

Pero al igual que el campo labrantío ha de soportar las inclemencias de una caprichosa climatología firme, sin excusas ni consuelo, yo me mantengo en mi firme esperanza de que un día, al fin, seas mía, a pesar de tu consistente lucha contra ello.

Y es que no puedo pensar si no es en ti y me cuesta existir si no lo hago para ti, porque mi amor, Alejandra, es más poderoso que la misma realidad.

martes, 14 de abril de 2009

Una huída a ninguna parte.


Paseo mi añoranza entre espejismos de una presencia que nunca se consuma. Viajo más allá de mi propio horizonte en busca de una fragancia del pasado que resuma lo que he vivido gracias a ti y arranco recuerdos arraigados en lo más profundo de mi mente para poder presenciar tu divina hermosura femenina, pecado y redención a un mismo tiempo.

Pasa el tiempo y me encuentro cada vez más encerrado en un silencio dictador carcelero de unas palabras de amor que deberían llegar a ti, pero que permanecerán ocultas como penitencia.


Estoy perdido; perdido en la ilusión incumplida de tenerte entre mis brazos, de sentirte junto a mí tan sólo un instante que recordar toda una vida.


Quisiera no tener que soportar una ausencia tan lacerante, pero termina el día, cada día, y me encuentro que pasa otra jornada sin haber tenido la oportunidad de compartir un momento con la dama que arrasó en mi corazón cuanto de desierto había para convertirlo en un oasis. Y ahora, de nuevo el desierto se expande sucumbiendo mis fuerzas.


Cuánto se puede amar a una mujer aún sabiendo es un amor imposible.


¿Es de locos no rendirse a una evidencia que golpea cada vez con más fuerza? Quizás. Pero yo no tengo nada que perder en una espera improductiva pues lo que más quería ya se perdió en un pasado cercano.


Hoy estoy echándote demasiado de menos y eso emborrona mis letras, así que aquí dejaré los lamentos e iré a cerrar mis ojos, huyendo de todo lo que no deseo ver.


domingo, 12 de abril de 2009

Aunque tú no lo quieras...


Camino perdido entre la gente, bordeando la arena de una playa cualquiera acariciada por las primeras sombras de la noche. Camino sin mirar a ninguna parte, pendiente de mis propios pensamientos que dedico a ti. Llego hasta el final de una playa donde ya no queda nadie a mi alrededor y desvío la mirada viajera hacia unas estrellas nacientes en un cielo oscuro, cada vez más hermoso.

Un acantilado se va desdibujando frente a mis ojos y con una inconsciente decisión decido subir por una escarpada senda oculta en la oscuridad noctámbula. Llego a un saliente y allí me quedo sentado, gobernando sobre las luces de una ciudad que va perdiendo su actividad . Bajo mis pies las olas repiten su cántico al acariciar con sus brazos de espuma las pétreas rocas de mi trono, y allí, por fin, me acerco a ti, o te traigo a mí. El tiempo ha estado jugando cada vez más en mi contra y mi demente locura me hace buscar entre ilusas fantasías tu presencia tan vital para este aprendiz de brujo, incapaz de encontrar el hechizo que te enamore de mí sin condición.

Así que sigo aquí, mirando al cielo, tumbado sobre un lecho rocoso admirando a mi amiga la luna que hoy me sonríe sabiendo que pienso en ti.

Yo también le sonrío, y comienzo a hablarle, a hablarle de mi pequeña estrella, de esa mujer que ha escrito el más extenso párrafo de amor en la novela de mi vida, un amor que quiere hacer imposible, y que tal vez lo es. La luna calla, y escucha, y le digo que a pesar de todo, incluso a pesar de ti, yo vivo para poder amarte, para sucumbir a la libertad de sentir un cariño que va más allá del propio amor. Y le cuento que a pesar de todo, incluso a pesar de ti, abarcaré todo el mundo de mis sueños en la conquista de ese amor que me niegas en un orbe real.

Mis fantasías se van convirtiendo en mi más sincera realidad y si he de enloquecer, amén, porque la locura sería luchar por no amar. Huye de mí si tanto miedo me tienes; abandona parte de tus sueños si cercenan tu visión de la libertad, pero no esperes que yo cambie mi corazón ni mi sentir. No resonará en tu conciencia ni lo pretendo abandonar tus sueños, mis sueños, pero sí quiero que recuerdes que quien en la demencia esto escribe te empezó a amar mucho antes de que tú supieras de él, y no necesitaba más que su propia decisión. Esa decisión sigue intacta y seguiré amando aunque desees que no sea.

Sigo en mi trono imaginado, sobre un mar dibujado en mi mente, con una luna que pinta sus colores dentro de mis fantasías, pero es mi mundo, mi verdad, y en esa verdad te quiero, Alejandra, lo aceptes o no.

lunes, 6 de abril de 2009

Puertas que se cierran, sueños que no cesan.


Estoy perdido en un laberinto de sentimientos imposibles que nacen desde sueños irrealizables, como tú. Quién eres, que aún no lo sé. No te rozo y sin embargo te beso; no te miro más te veo. No te siento y ya te hice el amor.

Y sigo sin saber quién eres que has encarcelado mi razón para dejar a su albedrío la locura de un amor que nació de una fantasía y nunca extinguirá su llama.

Estoy rendido a un deseo, a una necesidad que me abrasa y me congela, que me asfixia y me consume, y sin embargo... Me da la vida.

No sé quién eres, más conozco lo que no quieres, pero en mi egoísmo no puedo dejar de pensarte, de imaginarte, de añorarte ni de amarte, porque tú, pensamiento infinito, eres cada latido de mi corazón. Te has convertido en todos los colores que salpican mi mirar, en las luces de la ciudad cuando la noche desvela a la luna; eres sombra frente al sol, y camino que he de seguir cuando me pierdo y por ti hace mucho que me perdí, sólo por la ilusión de buscar esa senda que me lleve por tus pasos.

Ya ves que no quieres y yo no dejo de querer por mucho que tú aspires a mi renuncia y creas en un letargo amatorio. No sucederá, Alejandra, no dormirán mis sueños ni mis ganas de tenerte sucumbirán a tu ausencia. No se ahogará el amor en la desesperación de tu distancia ni abdicaré de mi trono de amante sin amada.

Tú no quieres, y yo te quiero; y tú me apartas y yo te acerco. Tú tiemblas de miedo por sentir, y yo me escondo por el pánico que me da que no sientas. Yo soy tu contrario pero es que tú eres mi complemento.

Te pediría valor para dejarte guiar por la locura y apartarte de tu razón. Tienes miedo a una idea que deseas creerte sólo para no dejarte llevar, y yo tengo miedo a que no te dejes llevar por creerte lo que no puedes saber.

Pero no me importa que me apartes; no reprocho que te alejes, ni critico tus temores; yo vivo por mí y decidí hace tiempo que el amor es más hermoso que la amargura de lo imposible; y tú eres imposible, pero eres mi amor, lo quieras o no, así que seguiré vagando en mi mundo a pesar de cerrar puertas que no deseo ver abiertas, porque la única que quiero abrir es la que tú estás cerrando. Y seguiré frente a esta puerta, esperando poder un día atravesarla, si tú me dejas.

viernes, 3 de abril de 2009

Un sueño que contar.


Mi voz enmudecía cuando apareciste frente a mí, como una diosa imposible, un ser sobrenatural de grandiosa hermosura helénica llegada del Olimpo.

Incrédulo, buscaba señales que me indicaran si imaginaba o aquello era real, pero no había nada; sólo existías tú.

Me sonreías; me sonreías con una dulzura que jamás había disfrutado en nadie antes, y de manera inconsciente alcé mis manos pecadoras hacia tu divino rostro y te retiré esas gafas de sol que separaban tus ojos de mi mirada; al quedar al descubierto me vi perdido en el laberinto de unas pupilas que como celdas me habían hecho prisionero. Mi voz seguía enmudecida y mis sentidos paralizados de la emoción, y tú, con una sonrisa perenne volviste a ocultar tus ojos y me preguntaste si ya había visto lo que quería; lo que quiero hace mucho que lo ví, te respondí.

Por fin de mi garganta surgieron palabras, y ahora se atropellaban queriendo salir todas a la vez, libres por fin, con el paisaje de tu hermosura celestial como musa de cada letra que pudiera pronunciar. Pero a pesar de todo cuanto quería decirte, lo único que brotó fue "te quiero".

No dijiste nada; mantenías esa sedante sonrisa mientras mi corazón se desbocaba como un potro libertino en la más verde pradera. Entonces me cogiste una mano entre las tuyas y me pediste un favor; "cierra tus ojos y déjate llevar donde tú quieras, como tú sabes". Y lo hice, y tus labios, sin permiso previo, se posaron en los míos en el más cálido ósculo que un ser haya podido jamás disfrutar. Abrí mis párpados y me encontré a oscuras, en mi alcoba, tumbado sobre un colchón solitario, y envuelto entre sábanas acogedoras, sin ti.

Jamás debí haber abierto mis ojos, porque ese sueño eras tú.

Vuelve a mí cada vez que mis ojos sucumban ante Morfeo, que te necesito como el aire que respiro, y no quiero que te vayas de mi lado. Y si entre ilusas imaginaciones noctámbulas, o diurnas, he de sentirte y entregarme, así lo haré, mi pequeña estrella, porque tú, con tu pícara presencia, eres la luz de mi vida.

Te quiero, Amor, te quiero.

jueves, 26 de marzo de 2009

Hoy ya no te tengo.


Querida niña:

Hoy me siento frente a este mundo virtual tratando de acercarme de nuevo a ti.

Las circunstancias me han impedido lo que a cada instante, cada día, cada noche, deseo con un insuitado ahínco, que es tu compañía.

Te vas convirtiendo en esa estrella a la que mirar de lejos, con los pies posados sobre el césped, perdida la mirada en un cielo infinito. Astro inalcanzable y deseado.

Por más que todo esté en mi contra, por mucho que ese mundo que un día compartimos hoy esté desamparado por tu ausencia, sigo con este amor imperturbable hacia alguien cuya hermosura va más allá de un rostro angelical y una personalidad envolvente y encantadora.

Perdida quizás la esperanza continúo sumido en ese sueño tan arraigado a mi vida con la sóla ayuda de una imaginación adolescente y el vivo recuerdo continuo de lo que un día casi pudo llegar a ser.

Tal vez el destino que nos despojó de la ilusión tenía escrito que nuestras distantes y distintas vidas no se cruzarían, pero con lo que no contaba es con mi perseverancia, porque en ti, amor mío, he hallado una paz espiritual aún sin tú estar, apoyado en la firme esperanza de que aún conociendo la realidad impositora de esta impertérrita distancia física y emocional, seguiré viviendo este sentimiento con una fuerza que ni el destino podrá vencer.

Vete o quédate, pero hazlo con la seguridad de que el amor que por ti siento, mi pequeña estrella, es imborrable dentro de un corazón diseñado para adorarte.

Porque te quiero muero, y porque muero sé que te quiero. Siempre tuyo, Alejandra; SIEMPRE.