viernes, 28 de agosto de 2009

Nunca habrá nadie como tú.


Mi preciosa fantasía:

Estoy perdido enmedio de un mundo de amor sin salida. Cuando estoy contigo, cuando tus palabras salpican mis sentidos y tu sonrisa se dibuja ante mi mirada, caigo de nuevo en una fantasía imposible. Y si esa compañía se adereza con las notas de bellas canciones no puedo negarme el amor que te tengo.

No tengo ya el regalo de tus "te quiero", ni la posibilidad de regalártelos yo, pero sigues acompañando mis pensamientos allá donde vaya, esté donde esté.

Cuántas veces imaginé un final distinto, cuántas veces aún lo imagino. Y es que un día llenaste de golpe mi vida, sin avisar, sin decirme que llegabas, que el sueño que un día creé existía, que eras tú mi fantasía hecha mujer.

Hace apenas unos días pude verte de nuevo, y aunque entonces no te lo dije volví a rendirme ante esa hermosura irrepetible; los solares cabellos descolgándose por tus hombros; esos ojos que tanto añoro abrigados tras cristales graduados. La sonrisa que ya me cautivara la primera vez que me saludó, dibujada por unos labios excelsos, imposibles ya para mí.

Te quiero, Alejandra, te quiero como una obligación absoluta. Te quiero porque tú misma eres mi propia vida, aferrada a tu presencia aunque esté obligado a ocultar la mirada de enamorado y disimularla con ojos de amigo, amistad que no puedo brindarte porque eres mucho más que eso.

No voy a huir de mis sentimientos ni renunciaré a ellos. No puedo llorar en ningún hombro la tristeza de no gritar mi amor y acallar este cariño infinito, pero amarte es más fuerte que el dolor de no poder tenerte.

Lejos queda ya aquel día en el que estúpidamente renuncié a ti. Pero pese a la amargura me ha servido para darme cuenta realmente de lo que llevo dentro y lo que significas para mí.

Quizás no eras para mí. Tal vez el destino sólo buscaba burlarse de este loco enamorado, pero lejos de servirle de bufón se ha asentado de manera definitiva el amor verdadero. Otros brazos no podrán calmar mi desasosiego en días amargos, ni otros labios me regalarán unos besos tan deseados, porque ninguna otra mujer podrá ocupar el lugar que ya es tuyo por derecho.

Nunca ya podré amar como he sido, soy, capaz de amar, de amarte. Nunca habrá nadie como tú.

sábado, 15 de agosto de 2009

Hoy te añoré.


Amor mío:

Hoy, sentado en mi coche, atravesando una ciudad desierta en la sobremesa estival de un 15 de agosto, escuchando canciones que algún locutor desconocido para mí presentaba con una alegría juvenil, viniste a mi memoria. De pronto sentí unos deseos apenas controlables de devorar kilómetros yendo en tu búsqueda. Deseé tenerte sentada a mi lado rumbo a cualquier sitio, disfrutando de un sol sonriente que dibujara con sus rayos un verano inolvidable. Pero nadie iba conmigo; el asiento estaba vacío y tan sólo habitabas en mis pensamientos.

No dejo de amarte; tampoco lo intento. Pero cuando miro las fotografías que alguna vez me regalaste, o las imágenes que se grabaron en mi memoria en alguna ocasión, veo un rostro que no deja lugar para que mis sentidos busquen otras atenciones.

Te amo en cuerpo y alma aún sabiendo que ya nunca serás mía. Quizás salí hace tiempo de tu corazón, y las esperanzas no son sino burdos engaños que aún mantengo en mi espíritu, mintiéndome para no vivir consciente de una realidad que no quiero conocer. Tú eres más de lo que quieres o deseas reconocer para un pobre diablo que no sabe mirar más allá de ti.

Quieres mi amistad, pero yo jamás podré verte como a una amiga porque te amo, Alejandra. Te quiero sin remisión, y aún guardando y acallando lo que mi corazón desea gritar, mis sentimientos son puros y verdaderos. Sigues siendo esa deidad que antaño adoraba y tan imposible sentía. Hoy estás más lejana porque la barrera de la "amistad" es aún más infranqueable que la indiferencia.

Cada día que tengo la enorme fortuna de hablar contigo recalcas "lo que hacen los buenos amigos", quizás tratando de hacerme ver ese muro levantado entre los dos. Jamás podré verte como a una buena amiga porque eres el amor de mi vida. Desconozco dónde te llevará tu camino ni dónde me conducirá el mío, ni cuándo divergirán el uno del otro, porque estoy convencido de que ocurrirá, pero no abandonarás mi vida aunque desaparezca de la tuya.

Me duele ser sólo "tu amigo", pero más me duele pensar que un día ni eso seré, porque significará que te has apartado por completo de mí.

Sé que te resultaría todo más sencillo si yo no sintiera lo que siento, y que muchas veces dudas de que sea cierto porque deseas que no lo sea. Yo no sé estar con alguien, soy demasiado "especial", (suena mejor que raro), pero mi amor es tan poderoso que nada puede derrocarlo.

Ojalá hoy te hubiera encontrado; aún guardando las palabras de cariño para mí, te hubiera amado como siempre lo hice.

sábado, 1 de agosto de 2009

Imposible tú.


Mi preciosa fantasía:

Cuántas cosas quisiera poder decirte y cuantas cosas se van callando. Pierdo aire poco a poco, y las fuerzas, ya mermadas, van alejándose de mí.

Me siento débil, vulnerable, perdido en un sinfín de pensamientos grises que se van apropiando de mi estado de ánimo.

Cierro mis ojos y sólo puedo ver tu angelical rostro risueño, una visión que me calma y me hace sonreír. Pero es sólo una borrosa imagen de un imposible, de un ojalá que nunca podrá ser.

Vivo enamorado de ti, ansiando encontrar la llave de tu infranqueable corazón y rendirlo a mis sentimientos. No hay esperanza y la ilusión va resquebrajándose lentamente.

No he rendido las huestes de mis sueños aún porque necesito de este amor irrealizable. Es mi premio y mi castigo, mi victoria y mi derrota, mi euforia y decepción. Es la ambigüedad de una fantasía imaginada que creo real, de un imposible que me niego a reconocer.

Sé que hoy mis letras van impresas con un tinte de melancolía; es inevitable.

Eres la única persona que comparte mis desvaríos, cuya compañía me hace sentir vivo aún cumpliendo la condena de no poder hablar.

Antes tenía a alguien a quien contar de mis amores y ahora las palabras han de callarse y se quedan escondidas dentro de mí, luchando por salir, custodiadas por las fuerzas de la honestidad.

Al menos en este rincón puedo desahogar parte de esa angustia que escondida a ojos ajenos acaricia mis entrañas y me sume en un océano de apatía melancólica.

Te quiero como lo hacía cuando aún podía decírtelo; quizás te quiero más. Y no te niego que busco rostros donde posar mi vista ya cansada, rostros que me despierten de este letargo sentimental, pero no existen.

Quizás llegue el día en que una mujer cruce su mirada conmigo; quizás su cuerpo se haga uno con mi cuerpo; quizás disfrutemos de pecaminosos placeres carnales... Luego vendrá el vacío y volveré a mi soledad, porque no habrá sido contigo.

¡Cuánto te quiero, imposible Alejandra!!!