sábado, 13 de febrero de 2010

Soneto.


La luna, guía noctura de mis sueños
ilumina la pasión del desvarío
que es creer en este amor hoy ya baldío
salpicado de silencios no halagüeños.


Y aunque surgen pensamientos zarzaleños
que me espinan el corazón ya zaherío,
sigo viviendo inocente este amorío
a pesar de lo imposible de mi empeño.


No me pidas con palabras ser tu amigo,
ni conjures en mi contra tus ausencias.
¿No lo ves? Yo de tu afecto soy mendigo.


Poco importa cuáles son las apariencias
con que visto cuando hoy estoy contigo
si este amor aún es eterno en inocencias.