jueves, 15 de diciembre de 2011

Tic, tac. Tic, tac.

Siguen cayendo los granos de arena, uno a uno, en mi reloj, tras la transparencia de un cristal impoluto. Y con cada grano se va una esperanza dejando latente el recuerdo de lo que en realidad nunca fue.
Vivo con el permanente recuerdo de ti, y en estas fechas que alguna vez creo que compartimos, (queda tan lejos en mi memoria que ya no sé si fue real o lo imaginé), crece la añoranza tras cada colorida luz que engalana esta fría ciudad.
Los amores se acaban, y tú me fuiste dejando atrás poco a poco, pero yo soy incapaz de hacerlo. Cada día se abre más ese vacío que se instaló en mí el día que nos dijimos adiós y eso me hace pensar más y más en ti. Mi amor no quiere abandonar este corazón que un día hiciste tuyo y que hoy se encuentra huérfano del cariño que disfrutó en aquel mundo que dibujamos un día y habitamos sólos tú y yo.
Nadie es capaz de seguir el hilo de mis locuras como hacías tú, y esa complicidad que teníamos y que nunca encontré con otra gente me hacía sentir diferente e importante, porque me hacías sentir especial. Hoy no queda ya nada de aquello, y en su lugar un agujero negro va creciendo en este universo loco que es mi ser engullendo cuanto encuentra en mi mente, pero seleccionando tus recuerdos para que permanezcan perennes y me mantengan preso de un amor imposible.
No sé qué es lo que me mantiene enamorado de alguien que ya no comparte mi espacio, pero se me ha olvidado cómo se deja de amar y son años ya los que llevo encerrado en esta celda del recuerdo incapacitado para buscar otros caminos donde encontrar nuevas mariposas que revoloteen en mi estómago. Siguen vivas las que tú me regalaste y se resisten a marcharse y dejar libre el espacio que ocupan. Es absurdo, pero es así.
Te quiero sólo a ti y cada vez estoy más convencido de que este amor es para siempre...

sábado, 5 de noviembre de 2011

Te echo de menos, mi pequeña estrella.

Hoy es sábado, un sábado de otoño empapado por las lágrimas de lluvia que incesantes salpican el exterior.
Desde mi ventana dejo volar la vista más allá del color gris con que se maquilla esta tarde sabatina y buceo en aquel recuerdo de una canción con la que imaginaba una tarde de lluvia donde mis dedos acariciaban tu piel en el refrejo del cristal de la ventana.
Ahora escucho otra melodía diferente que no obstante recupera tu recuerdo en mi memoria y hace que se dibuje una sonrisa en mi boca.
De algún modo también es otoño en mi interior, cayendo las ilusiones como las hojas pardas de los árboles caducos, pero me abstengo de sentirme desdichado o deprimido; ese tiempo ya pasó.
Tal vez me vista con una soledad que ya no es elegida sino impuesta por la soberanía de tu presencia en mis sentimientos que me impiden mirar hacia otro horizonte, pero lleva tanto tiempo conmigo que me he acostumbrado a su compañía silenciosa.
El tiempo sigue caminando hacia el futuro y yo le acompaño a cada paso, pero una parte de mí se quedó parada en un pasado aún cercano que poco a poco se va perdiendo de vista en la distancia temporal, una parte donde residen alguno de los sentimientos más trascendentes de mi alma. No sé si algún día los recuperaré o los dejaré atrás para siempre.
Me enamoré sin pretenderlo y aún hoy sin entender por qué. Pero el amor no tiene explicación, simplemente entra sin pedir permiso y se adueña de nuestra mente conquistandola sin remisión.
Hoy sí que puedo decir que intenté olvidarte y recuperar esa parte de mí que se quedó anclada en el ayer, pero no he podido porque cada día te traigo a mi memoria y sigo echándote de menos; aún te quiero.

jueves, 20 de octubre de 2011

Palabras banales...

Estoy en un momento completamente ocioso, casi el primero del día, ya noche, cuando casi me voy a ir al mundo de Morfeo y esperar un nuevo amanecer.
He puesto una canción y me han entrado unas ganas irrefrenables de escribir algo, lo que sea. Y este es un medio tan anónimo como perfecto para hacerlo.
Y ahora, que comienzo a acariciar las letras no sé qué es lo que podría plasmar con mis palabras.
Sé que podría hablarte, escribirte, y repetiría una vez más lo que tantas veces, tantos textos anteriores ya he escrito.
Este blog ha acabado conformándose en una rutina literaria donde siempre mantengo el mismo mensaje quizás ya cansino. Por eso hoy quería evitar reiterar una vez más lo que siento por ti y la soledad que me abraza en tu ausencia.
No es fácil, porque eres prácticamente un monotema dentro de mi cabeza y una y otra vez acudo a buscar tu presencia en forma de fantasías.
Sin embargo mi vida continúa, pero ya nada es igual. Me embarco en proyectos y ocupan casi todo mi espacio de modo que los momentos ociosos son escasos y así mantego ocupada mi memoria y tengo menos tiempo para pensar en ti. Aún así siempre buscas resquicios para abrirte paso y surgir una vez más entre mis ideas y pensamientos.
No soy feliz, pero tampoco desdichado. Mi vida no es rosa, pero tampoco se acerca al negro. No podría quejarme a pesar de las distintas carecias que pueda tener, sobre todo emotivas. Pero conseguí dejar atrás las tinieblas que alguna vez ensombrecieron mi vida y he aprendido a vivir con las ausencias de amor.
A veces tengo bajones, ¿y quién no? Pero ya no me quedo sentado lamentándome. Me hacen falta muy pocas cosas, pero tú eres una de esas cosas que me hacen falta para estar más cerca del rosa.
¿Sabes una cosa? No sé por qué tenía la ilusión de que me felicitaras por mi cumpleaños, aunque de alguna manera pensaba que no sería, y no fue. Siempre creí que no estábamos hechos el uno para el otro, pero eso no fue motivo para no enamorarme. Nuestros mundos son distintos y nuestra percepción de la vida también. Casi tenemos más cosas en discrepancia que en común, pero no pude evitar enamorarme y por eso ahora no puedo evitar añorarte.
Y ya he vuelto al tema de siempre, en el que dije que no iba a caer. Así que prefiero terminar aquí mis palabras de desahogo y marcharme ya a dormir.
Buenas noches, lanzo al vacío.
Si a bien tienes responder,
hazlo esta noche en mis sueños
que no me desvelaré.
Busca el modo de envolverme
en el manto del amor
que yo le diré a Morfeo
si tiene a bien hacer un favor:
cuando entres en mis sueños
me lleve a tu corazón.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Vientos de otoño.

He ido convenciéndome día a día, o intentándolo, de que poco a poco abandonas mis pensamientos y mi corazón. El tiempo parecía ser juez y dictar una sentencia en la que obligaba al destierro a esa nostalgia que desde hace tanto ha envuelto mi vida. Y parecía que la razón la llevabas tú cuando me decías que tardara más o menos acabaría por suceder.
Ultimamente así he pensado yo, quizás sabiendo cómo esquivar tu ausencia llenando mi tiempo con mis proyectos y mis cosas.
Hoy ya no sé si lo que echo de menos es a ti o al sentimiento que albergaba cuando aparecías y me acompañabas, pero ni has abandonado mi memoria ni mi corazón. Quizás has representado lo que siempre deseé encontrar en una mujer, la belleza, la inteligencia, la comedia, pero sobre todo la amistad, el tener completa confianza al estar con alguien sin pensar siquiera lo que ese alguien pueda opinar sobre un acto, pensamiento o conducta propio, sin creer siquiera que uno va a ser juzgado.
Yo no he elegido mi soledad, pero me veo obligado a navegar en ella por mi carácter y personalidad, y porque has puesto el listón demasiado alto, o quizás haya sido yo. Hoy más que nunca estoy convencido de que te he idealizado de manera suprema al no tenerte, al haber estado tanto tiempo respirando tu recuerdo e imaginando imposibles, y por ello tal vez te hayas convertido sin quererlo en un muro que nadie puede franquear para llegar a mí.
Quién podría parecerse a ti, si habitabas en mis pensamientos aún antes de conocerte y los ocupas después de haberte ido...
Sigo vagando con la vista muchas noches por ese cielo salpicado de titilantes estrellas, improvisando conversaciones que comparto contigo, escribiendo un guión donde tú también me hablas, y en definitiva no dejándote escapar de mi interior. Y aún recuerdo la primera vez que hablé contigo, el inicio de algo que ha marcado de manera impensable mi vida y sin arrepentirme de ninguno de los momentos que hubo, casi todos buenos, salvo el final.
Dicen que todo tiene un principio y un fin, y quizás sea verdad. Quizás un día llegue el momento en el que abandones mi espíritu y encuentre otros caminos que patear y otros parajes que vislumbrar, pero aún a pesar de las sensaciones que tengo últimamente, creo que ese fin sigue estando lejos, porque aún creyendo que esa llama podía estar apagándose, ni un sólo día he dejado de pensar en ti, y eso no creo que signifique un "se acabó".
Hoy ya no te cuento más, porque debería ir a dormir, pero me apetecía hablarte un poco y pensar que me leerás.
Hasta pronto, mi pequeña estrella.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Mares de nostalgia...

La noche acompaña mi silencio como fiel escudera de unos pensamientos salpicados de tu recuerdo. Cierro mis ojos y te veo en tu perfección infinita, salpicada de esa belleza celestial que viste tu persona.
Sonrío con nostalgia imaginando tus burlas y mis contestaciones y preguntándome si todo fue real o lo que ahora se vierte en mi memoria es más fruto de un deseo de que hubiera sido que de una verdad que un día fue.
A veces me sorprendo preguntándome hasta cuándo aguantará mi cordura ante una demencia como la que estoy viviendo, apartado de la realidad que se escribe cada día y encerrándome en mí mismo para revivir momentos, unos que fueron y otros que sólo llegué a imaginar.
Nunca ha habido nadie como tú en mi vida, que haya inundado mi ser de esta manera, anegándolo todo en mi interior con torrentes de una presencia irreal. No puedo dejar de recordarte, y eso me lleva a sentir más y más ese vacío que como un agujero negro en el universo va engullendo todo lo que existe, salvo tú.
Creo que la locura va asentándose poco a poco en mi cabeza, y lo peor es que con nadie hablo de ti. Supongo que sería aconsejable desahogarse sacando todo lo que me invade, pero no puedo. Esta siempre fue nuestra historia y ahora ya no saldrá de mí, aunque acabe ahogándome.
No sé por qué me siento así, pero tengo miedo de no sentir este amor que me da la vida, aunque a la vez me destruya.
Ni yo me entiendo, mi pequeña estrella, pero poco importa ya.
Te quiero tanto...

martes, 30 de agosto de 2011

Aún sin ti, te tengo conmigo.

Hoy me senté frente a este monitor y me puse a recordarte entre imágenes no olvidadas y deseos mantenidos. Dibujaba en tu rostro sonrisas inocentes vertidas hacia un yo imaginado por mi propia ilusión. Deseaba encontrarme contigo y regalarte mis chistes malos para recoger tus risas libres como tantas veces ocurrió.
Pienso mucho en qué sería hoy si las cosas hubieran sido de otro modo aunque comprendo que no me hago ningún favor, pero es muy difícil vivir de otro modo. Son muchas las cosas que me recuerdan lo que siento por ti: una canción escuchada por casualidad, una cabellera dorada enredándose con el viento, o simplemente una mala jugada de mi imaginación...
A lo largo del día me encuentro con muchos signos que convierto en un recuerdo tuyo y así no voy a desahuciarte nunca de mi mente.
Ya me he acostumbrado a vivir así, sin importarme si es bueno o malo, porque te has enraizado muy hondo dentro de mí.
El tiempo nunca detiene su marcha, pero de algún modo se paró el día que despedimos las palabras cariñosas y los sentimientos confesados, porque aún vivo en aquel instante, aunque hoy ya no se me desgarra el corazón.
El dolor dió paso a un vacío que no me impide sonreir, pero tampoco me permite llegar a ser feliz.
Hoy, mi pequeña estrella, sigo pendiente de un cielo donde tantas veces dirigimos nuestras miradas para encontrarnos en algún lugar remoto sólos tú y yo, quizás en mi luna, quizás más allá.
Te quiero, basíleia, por siempre.

jueves, 11 de agosto de 2011

Un día de verano...

Los días se suceden en esta monotonía emocional sin que nada nuevo suceda, ni dentro ni fuera de mi imaginación.
Camino perdido en mis pensamientos, en el recuerdo de quien un día fuiste, y divago entre fotografías buscando una mirada que ya nunca se posará en mi ojos.
Mantengo el ancla echada, sin poder izar velas y navegar de nuevo por el mar de la vida, sin saber muy bien por qué no puedo olvidarte ni desprenderme de lo que un día amaneció en mi corazón dedicado a ti, este amor que se adhirió a mi ser y ya no se quiere ir.
Muchos días me sorprendo imaginándote, pensando qué será de ti, qué harás en ese mismo instante, y si tendrás algún pensamiento dedicado a mí. Es irracional, lo sé, pero tampoco puedo evitarlo. Todos los días acabo contigo dentro de mí, en un momento u otro de cada jornada, impregnando mi mente con tu irreal presencia.
Hace mucho que no cuento estrellas desde mi tejado, ni le hablo a la luna de ti en las noches en las que está llena. Me gustaría hacerlo, pero sé que entonces sólo pensaré en mi soledad, y te echaré aún más de menos, así que cierro mis ojos y trato de conciliar un sueño al que a veces le cuesta llegar, (siempre he tardado mucho en dormir), e inevitablemente acabas siendo mi último pensamiento.
¿Cuántos años han pasado??? ¿Cuántos pasarán? No he dejado de amarte ni un sólo instante a pesar de no tenerte, y ni la distancia ni el silencio han sido capaces de borrar de mi alma este sentimiento imperecedero que jamás sentí igual por ninguna otra persona. Ya ves, que tú esperabas que en no mucho tiempo acabara olvidándote y lejos de eso, no he dejado de recordarte ni un sólo día.
Tengo muchas preguntas que me gustaría hacerte y que jamás te preguntaré, y muchos sueños que no se harán realidad, pero en mi deseo está el que encuentres un Peter Pan que te haga viajar a un Nunca Jamás del que no regreses ya nunca porque allí encuentres la dicha más absoluta.
Siempre tuyo, siempre enamorado.

miércoles, 29 de junio de 2011

Mi amor es mi condena

Querida Alejandra:
Hoy me guío por errantes pensamientos nacidos del recuerdo de un amor imposible. Te echo de menos sin saber cómo saciar esta sed de ti, sin tener la posibilidad de beber una sóla gota de tu presencia. No me ahogo en el pasado, pero tampoco disfruto de un presente donde no existes. Quizás un día no supe alcanzarte y retenerte y ahora vivo penitente por un pecado del que no sé cómo redimirme.
No es el olvido una solución a este amor imperecedero que no me permite visitar la mirada de otra mujer ni reposar mis besos en unos labios que no sean los tuyos.
En ocasiones me sorprendo imaginándote en una vida dichosa lejos de mí, y disfruto con el sólo hecho de pensarte feliz y sonriente, y a continunación me doy cuenta de que esa sonrisa y esa felicidad no me pertenecen y no soy yo quien te las regala y me hago partícipe de la enorme distancia que hoy nos separa.
No logro abandonar este sentimiento que nació en mi corazón y del que tú fuiste partícipe, del que aún eres protagonista. No hay modo alguno de borrar algo tan poderoso que ha quedado impregnado en mi alma. Tú lo eres todo: sonrisas, juegos, pasiones, aventura, enigma, alegría... Tú eres toda mi vida aún ahora que no estás, y sólo pensar en tu ausencia quiebra mi seguridad agotando mis fuerzas. Hace mucho que no brota ni una lágrima de mis ojos, como cuando renuncié a ti, pero el corazón aún gime lamentando la pérdida de un amor tan puro y verdadero como jamás conoció ni conocerá.
Quizás no estábamos hechos el uno para el otro, pero sé que nadie alcanzará a ser lo que tú eres para mí, y nunca volveré a descubrir tanta belleza física y emocional en ninguna otra mujer.
Sé que no soy perfecto,y quizás tampoco hubiera sido capaz de llenar tu vida ni tus aspiraciones, pero nadie nunca podrá llegar a amarte como te amo yo, porque mi amor es verdadero y para siempre.
Nací porque había de conocerte, y vivo porque he de amarte hasta el fin.

viernes, 13 de mayo de 2011

Un recuerdo, una fantasía.

Cuando el sol declina y va dando paso a la magia y fantasía de la noche mi mente recupera su estado de añoranza y regresa tu recuerdo flirteando en mi memoria con cada pensamiento que nace.
Con todo el tiempo que ha pasado debería de haberte olvidado ya y tu presencia tendría que estar encerrada en algún recóndito rincón, apartada de cualquier encuentro fortuito que pudiera surgir en mi cabeza.
Pero no es así, y vives muy presente en mi memoria sin darme opción de buscar otros mares en los que zambullirme persiguiendo sirenas que acaso nunca alcance.
A veces desearía poder odiarte y así tener una razón para apartarte de mí, pero lejos de ello, mi corazón aún canta a este amor absurdo e irracional que se ha hecho ocupa y no me abandona.
No te veo, ni te escucho ni te hablo, pero tampoco te olvido. Te convertiste en los cimientos de un mundo onírico que recreé para disfrute de ambos, y que hoy, a pesar de tu ausencia, sigue intacto esperando un regreso imposible.
Hoy miro a la luna y no tiene el brillo especial de cuando tú me acompañabas allí, soñando juntos, viviendo una ilusión que parecía no tener fin aún a pesar de haber nacido con fecha de caducidad. Hoy las estrellas que veo desde mi luna me recuerdan que la más importante de todas ya no brilla en ese cielo que se abre sobre mi mirada y el vacío que queda es un lienzo oscuro sobre el que ningún pincel sería capaz de combinar colores.
Tú me preguntabas si podríamos ser amigos, y yo te decía que no. No lo entendías, pero tú misma eres incapaz de ser mi amiga. Lo que vivimos nadie jamás llegará a entenderlo, pero esa misma fuerza que nos unía y hacía dependientes es la que hoy hace que la ausencia sea total.
Jamás amaré a nadie como a ti te amo, y por muy larga que sea mi vida no podré olvidar lo que llegué a rozar con mis manos y no fui capaz de hacer mío.

jueves, 21 de abril de 2011

Hoy me apetecía hablar...

Sopla el viento en esta noche templada, un viento del norte que no viene gélido esta vez y yo, como siempre, vago sin rumbo entre pensamientos inanimados, ocultos por la neblina de un ayer que mantiene anclada mi vida en el pasado, sin darme la oportunidad de vivir un futuro real.
He vivido el amor desde lo más hondo del alma, sintiendolo con todo el cuerpo y disfrutandolo con cada uno de mis sentidos. He recubierto mi mente de sueños deseados acompañados de tu presencia, como una magia infinta capaz de convertir el mundo a nuestro antojo, y al final...
... al final he perdido.
Pero esa magia que burló la poca capacidad racional de la que mi carácter dispone es la culpable de hacerme entender que quizás la felicidad es efímera, pero cuando se alcanza ya nunca se olvida, y yo, con tu sóla presencia, era feliz.
Mi amor hoy se mantiene fiel a tu belleza, incapaz de acomodarse en otro hombro ni otros labios, sin el ánimo de encontrar deseo en quien no sea tú. No puedo apartarte de mí y eso me lleva inexorable hacia una soledad emocional que viviré de la mejor manera que pueda.
Nunca había sentido esta especie de obsesión antes, quizás porque nunca amé así a nadie. Probablemente nuestros caminos acaben por no volverse a cruzar, aunque de vez en cuando aún compartimos palabras, cada vez más espaciados esos momentos en el tiempo, y me preguntaré qué es de tu vida, y muchas otras cosas que ya hoy me pregunto.
Es probable que yo no fuera el mejor compañero de viaje en esta vida tan efímera, pero si de algo estoy seguro es de que nunca podrías sentir tu corazón desamparado, porque mi amor va más allá de la propia existencia, y lo cuidaría y mimaría como si de el mayor de los tesoros se tratara.
Mi vida era entera para ti, y mi corazón siempre llevará tu presencia para no olvidarme de que el amor es el más hermoso de los sentimientos, aunque no sea correspondido.

sábado, 2 de abril de 2011

Te echo de menos, amor.

Hola, mi pequeña estrella.
Hoy, como cada día, estaba pensando en ti. A través de fotografías volvía a encontrarme con ese hermoso rostro que tanto me hace sentir. Al mirar tu imagen vuelvo a sufrir una especie de congoja e impotencia, no sé realmente cómo describirlo, que nace del vacío que me causa tu ausencia. Veo tu belleza, ahora tan distante, y me doy cuenta de que es más allá donde mis ojos llegan, donde mi corazón mira.
Sigo enamorado de ti, y cuanto más tiempo pasa más cuenta me doy de que el vacío que has dejado en mí no podrá llenarlo nadie. Se me encoge el alma sólo de pensar que no podré estar contigo, que no disfrutaré de tus risas ni aliviaré tu llano, de que mis manos no acariciarán tu piel. Se me oprime el pecho cuando al despertar, recuerdo que soñé contigo y paso la mañana perdido entre recuerdos reales o inventados en los que tú luces de protagonista, y comienzo a crear letras para canciones que yo mismo voy entonando por lo bajo, y algunas las escribo, y otras sólo las disfruto, o las sufro cuando son letras de adiós.
Es cierto, Campanilla: no puedo apartarte de mi mente, y te aseguro que lo he intentado, pero me rendí pronto. Tú has sido el verdadero amor de mi vida y por eso sé que no habrá otro igual, porque el tiempo ha demostrado que por mucho que pase y acumule soledad, y por muy lejos y ausente que te hagas, mi corazón seguirá al pie del andén desde el que te vi partir hace ya demasiado, mirando hacia un horizonte lejano sin saber muy bien por qué.
Ojalá pudiera llamarte amor, y ver entonces una sonrisa dibujándose en tus labios, y disfrutarla después besándote con pasión. Ojalá fueras tú mía siendo yo de ti.

jueves, 17 de marzo de 2011

Carta que nunca envié...

Querida Alejandra:
Hace mucho que no nos vemos y me entraron ganas de hablar contigo. ¿Cómo te va? Es la típica pregunta de quienes no se han visto en tiempo, para romper el hielo, pero a mí si me gustaría saber qué tal estás y cómo va tratándote la vida.
Yo estoy como siempre, más o menos. Algunas cosas han sucedido que no hay manera de cambiarlas desgraciadamente, y otras van sucediendo anticipando un final de quizás otra etapa de mi vida, o tal vez sólo una progresión dentro de esa etapa.
Mis chicos siguen su lucha particular por alcanzar esos sueños que a su edad yo también tenía, y trato de poner mi granito de arena para que si no los alcanzan al menos sientan que sirvió la pena intentarlo. No obstante vamos alcanzando metas con algunos de ellos, lo cual me causa gran satisfacción. Este mío es un deporte muy duro que trae grandes sinsabores, pero en el que una sóla satisfacción que se alcance borra todo lo negativo que pudiera haber anterior.
En cuanto a mi vida fuera de las ruedas sigo con mi trabajo, que ya es más de lo que muchos pueden decir hoy en día, y poco más puedo contarte.
La verdad es que añoro tu compañía, la charla que me brindabas, los buenos momentos que pasábamos, y quizás ese vacío sea lo único verdaderamente negativo que ahora mismo sacude mi existencia. Pienso mucho en ti sin poder evitarlo, y una y otra vez me digo que tengo que pasar página y mirar hacia otros horizontes, pero es imposible porque como tú no hay nadie más. Además no creo que ninguna otra tuviera la paciencia de aguantar mis chistes malos ni mis sosas bromas, claro que yo también tenía que aguantar lo mío, ¿eh?
Mira; ahora se ha dibujado una sonrisa en mi rostro recordando cómo nos picábamos mutuamente velando en realidad la dicha que sentíamos disfrutando el uno del otro.
Es una lástima que las historias tengan un principio y un final, y lo peor de todo es cuando uno de los personajes de la histora se escapa de la misma para no leer ese final. Quizás por eso sigo vagando errante por un mundo onírico donde aún puedo disfrutar de tu presencia y de muchas cosas más.
Y bueno, niña; con esto ya me despido. Aunque no sea una carta que te vaya a enviar, al menos me sirve para desahogarme de algún modo y disfrutar de tu presencia de una manera fantasiosa.
Tuyo siempre:

-Peter Pan-

domingo, 6 de marzo de 2011

Can't stop loving you.

Pronto está a llegar la hora de las brujas, tiempo de ir a dormir.
Estaba a punto de hacerlo cuando no sé por qué me puse a pensar en Phil Collins y comencé a buscar dos canciones que tuvieron, tienen su especial historia: ¿las recuerdas?
Empecé a escuchar la primera de ellas, you'll be in my heart, que tiene que ver con mañana, 7 de marzo. Para ambos es un día de cumpleaños, aunque no sea de ninguno de nosotros. Tal vez por eso me acordé de Phill... Recuerdo todas las noches que me pasé durmiendo apenas unas horas para construir un regalo especial para alguien muy especial.
Antes de ello llegó Can't stop loving you, dedicada a ti, a mí, a una historia que estaba empezando a abrirse paso entre nosotros, que nos iba atando poco a poco el uno al otro. Una historia que ambos fuimos llenando de palabras, lineas, párrafos... Una historia que parecía tener un fin cercano que nunca llegaba.
Hacía mucho que no escuchaba estas dos canciones y ahora, mientras escribo unas lineas dedicadas a la nostalgia de un amor que no fue, me zambullo en el recuerdo que me trae can't stop loving you, cuando el corazón era libre de amar y dejarse llevar por un sentimiento que tanto me llenaba. Entonces pensaba que el título que Phill Collins le diera a esta canción muy bien podría aplicarse al amor que por ti sentía, aunque no era sino el pensamiento de un reciente enamorado que no pensaba en otra cosa sino en estar contigo. Hoy, tantos años después de aquella primera vez, y alguno más tarde de verme privado de tu cariño, sigo pensando lo mismo: no puedo dejar de amarte.
No sé qué harás, si habrás encontrado a alguien, si tu vida conocerá la felicidad, (ojalá así sea), pero sé que sigo queriéndote.

martes, 22 de febrero de 2011

Recuerdo...

Hoy no he podido evitar volver a este rincón, el único nexo que me queda contigo, aunque sea de una manera virtual.
Llevo muchos días pensando en ti de continuo desde que me despierto hasta que mis ojos vuelven a cerrarse de nuevo ante la fuerza del sueño, y me doy cuenta de que vivo con un vacío que no puedo llenar.
Mi vida ahora mismo navega sobre las aguas de un mar en calma y una sensación de paz y sosiego invade mi espíritu, pero no puedo evitar mirar hacia el fondo de ese pozo que ha quedado en tu ausencia, y es ya mucho el tiempo que pasó desde que se escribió el "FIN". No dejo de amarte, y te sigo buscando cada día en cada mujer que se cruza ante mi mirada. Intento encontrar similitudes que nunca hallo porque tú eres única, y por eso siempre te quise y no podré dejar de hacerlo.
Es una locura enfermiza que me aboca a una soledad insana pero ¿qué puedo hacer? Me gustaría desahogarme, decirle a alguien de viva voz qué es lo que siento, y lo frustrante que es amar sin ser correspondido, y lo que es peor, amar a alguien a quien ni ves ni oyes. Pero tampoco puedo porque no tengo fuerzas para hablar de ti con nadie. Te mantengo en un santuario emocional deleitándome entre pensamientos mentirosos y recuerdos verdaderos que en nada van a favorecer mi integración de nuevo a una vida normal. Quizás nunca tuve en este sentido una vida normal por mi forma de ser y de soñar, y tal vez nunca la tenga.
Como ves, mi pequeña estrella, sigo enamorado de ti y no puedo decírtelo, y aunque pudiera tampoco serviría para nada. Soy consciente de que tú lo sabes, pero también lo soy de que tu vida ha de continuar por un camino distinto de la mía.
No me queda más que seguir mirandote de lejos y pensar que el amor para siempre sí que existe, aunque en mi caso no se pueda compartir.
Aún a pesar del tiempo, aún a pesar de la ausencia, aún a pesar de todo, no voy a dejar de amarte.

miércoles, 26 de enero de 2011

Días de recuerdos.

Respiro acariciando con mi aliento el cristal de una ventana que no me devuelve reflejo alguno en esta noche clara y fría.
Un cielo bajo cero salpica de estrellas lo que mis ojos alcanzan a ver, dispuestas a despertar luces y sombras en mi imaginación.
De fondo James Blunt se despide con un "Goodbye my lover", y mi memoria atrasa el tiempo ya vivido devolviendome a aquel amargo día en el que yo también decía adiós. Dos años y dos meses marcados en la pared de mi celda, en la cárcel de los recueros, arañados de esta existencia tan vacía sin tu amor.
El tiempo no se ha detenido en su inexorable avance y yo no he amagado siquiera con seguirle el paso. Me quedé anclado en aquel presente, hoy ya pasado, en el que el amor estaba permitido, y todas las frases que nos dedicábamos acababan salpicándonos de sueños hermosos y caricias venideras, tan esperadas entonces como hoy imposibles.
No estoy triste, aunque tampoco sea feliz, pero añoro aquellos días en los que tu presencia era un regalo, y las sonrisas que brindabas tras tus labios alimento para mi alma, impregnándome de dicha. Sembraste una semilla que sin apenas cuidados germinó y dió su fruto, fruto que quedó para siempre en mí.
Ojalá tu amor hubiera sido tan fuerte y poderoso como el mío, y tu felicidad hubieras de encontrarla junto a mí, pero ese premio ya no me corresponde y me quedará envidiar a quien logre hacerte sentir como tú me haces sentir a mí. Pero mi envidia no tendrá malicia ninguna, porque en mi deseo está que alcances tu felicidad, aunque ya no sea junto a mí.
No sé si algún día encontraré a alguien que se acerque a hacerme sentir como tú me has hecho sentir, aunque casi es seguro que quedará lejos de lograrlo. Este amor será único y ya ninguno llegará a ser tan puro y grande, aunque logren acariciarme el corazón, porque este sentimiento perdurará para siempre, porque vive por ti.
Este amor fue, es y será un para siempre a pesar de que acabe silenciado en un mundo interior que una vez fue de dos y ya nadie más podrá compartir.

domingo, 2 de enero de 2011

Un nuevo año...

Hoy regreso a este rincón de las letras, de mis letras, por mis recuerdos. Acaba de terminar un año y como un bebé recién nacido otro está ya en su cuna, creciendo deprisa, y se hará mayor sin que apenas nos demos cuenta de ello.
No hay propósitos que realizar ni fantasías para culminar en este nuevo año. Mi vida seguirá por sus mismos cauces y en uno de esos cauces se mantendrá el recuerdo de esa mujer hermosa de la que un día me enamoré, con su largo y dorado cabello, como hilos perfectos de un oro inalcanzable, un tesoro escondido en alguna remota isla de piratas. Y con un rostro que lleva mi imaginación hacia el Olimpo de los dioses griegos, porque tal hermosura sólo podría corresponder a una deidad olímpica, y sin duda despertaría la envidia de las otras deidades femeninas. Pero es una mujer, una bella y admirable mujer que pasó por mi vida y dejó una huella imborrable ya, que aún siendo inalcanzable e imposible, sigue presente en mi cabeza, en mi corazón y en mi alma.
Yo no sé vivir sin amarla, y es que es tal la admiración que tengo por su ser que nunca encontraré en nadie lo que un día hallé ante su presencia.
¡Cuánto te quiero, mi pequeña estrella!