jueves, 26 de marzo de 2009

Hoy ya no te tengo.


Querida niña:

Hoy me siento frente a este mundo virtual tratando de acercarme de nuevo a ti.

Las circunstancias me han impedido lo que a cada instante, cada día, cada noche, deseo con un insuitado ahínco, que es tu compañía.

Te vas convirtiendo en esa estrella a la que mirar de lejos, con los pies posados sobre el césped, perdida la mirada en un cielo infinito. Astro inalcanzable y deseado.

Por más que todo esté en mi contra, por mucho que ese mundo que un día compartimos hoy esté desamparado por tu ausencia, sigo con este amor imperturbable hacia alguien cuya hermosura va más allá de un rostro angelical y una personalidad envolvente y encantadora.

Perdida quizás la esperanza continúo sumido en ese sueño tan arraigado a mi vida con la sóla ayuda de una imaginación adolescente y el vivo recuerdo continuo de lo que un día casi pudo llegar a ser.

Tal vez el destino que nos despojó de la ilusión tenía escrito que nuestras distantes y distintas vidas no se cruzarían, pero con lo que no contaba es con mi perseverancia, porque en ti, amor mío, he hallado una paz espiritual aún sin tú estar, apoyado en la firme esperanza de que aún conociendo la realidad impositora de esta impertérrita distancia física y emocional, seguiré viviendo este sentimiento con una fuerza que ni el destino podrá vencer.

Vete o quédate, pero hazlo con la seguridad de que el amor que por ti siento, mi pequeña estrella, es imborrable dentro de un corazón diseñado para adorarte.

Porque te quiero muero, y porque muero sé que te quiero. Siempre tuyo, Alejandra; SIEMPRE.

lunes, 23 de marzo de 2009

Siempre tuyo; siempre tú.


Vagan mis pensamientos por un mismo cielo cargado de recuerdos y añoranzas.
Ahora mismo escucho música tratando de hacer real cada fantasía que tengo contigo, pero la ilusión languidece con tu cada vez más larga ausencia.
Te busco ahora más que nunca en cada rostro de mujer que alcanzo a encontrarme cuando voy por la calle perdido en mi propio interior, sabiendo que no te voy a encontrar. Pero aún así insisto y miro a cada lado, a cada paso... Iluso de mí.

El amor en el que tanta gente desconfía, o del que son descreídos, yo lo he conocido, lo conozco y lo vivo. Tal vez la hermosura de este sentimiento precisamente sea el de su imposibilidad si se tiene la fuerza de no desesperar y vivirlo como una fantasía que algún día quizás llegue a cumplirse.

Hay días en los que me sumo en una desesperanza, cuando mi razón se eleva por encima de mi ilusoria imaginación, y me presenta una verdad de la que constantemente trato de huir. Pero entonces, un día, de pronto, me encuentro de nuevo contigo, y charlamos, no importa de qué, y la razón sucumbe de nuevo al poder de mi novelesca fantasía. Aún he de controlar cuanto diga, contrario a mis propios deseos, por cumplir los tuyos, pero tu sóla presencia, tu compañía preciosa renueva ese amor que jamás me abandona, que paciente camina por el mundo que juntos creamos dentro de mí, esperando tal vez un imposible, pero un imposible que me da la vida.

Te pienso, Alejandra, te recuerdo, te hablo, te desnudo, te acompaño, te acaricio. Pero sobre todas las cosas, te quiero.

Podrás no volver. Quizás un día dejes de permitirme mendigar unas palabras y te vayas para siempre, pero esto que siento por ti, amor mío, esto que has alimentado siendo tú, no puede perecer.

Siempre serás la diosa de mi vida en su pedestal de fantasías e ilusiones erigido para adorar la belleza que tu sóla presencia provoca en todo cuanto te rodea.

Siempre tuyo y siempre tú.

lunes, 16 de marzo de 2009

Un vacío incontestable.


Hola, Alejandra.

Hoy no me voy a extender, no voy a inundar esto de palabras, porque todas tendrían un mismo significado.

Te quiero, niña. Te quiero tanto que cada vez me siento más extraño y vacío en tu ausencia. Las cosas no son como quisiera, y me cuesta asimilarlo. El hecho real es que no quiero, pero tu alejamiento paulatino me obliga a hacerlo.

Sólo deseaba decirte que te necesito, aunque no sirva de nada, porque ya ni siquiera esto me desahoga.

Aissssssssss....

Te quiero, mi pequeña estrella.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Dónde estás, dónde amor.


Amor mío:

El tiempo te ayuda y me amenaza, y la rendición asoma al albor del día, cuando salgo de casa y la luna callada me dice que ya no es compartida.

No deseo apagar la ilusión pero mi esperanza comienza a flaquear, y sin embargo te amo.

Te vas alejando, casi sin volver tu mirada, sin buscar la despedida, dejando que la distancia acabe por arrebatarme el más hermoso de mis sueños. Y aquí estoy, agonizando en mis palabras que no llegan a ninguna parte.

Sigo buscándote en cada rostro de mujer que se cruza ante mis ojos curiosos, pero nunca estás, nunca estarás. Recuerdo días en los que desde la luna éramos capaces de volar a cualquier lugar, de saber que nos teníamos aún cuando ni nos rozábamos. El poder de una fantasía que llora el fin de lo que nunca fue y fue todo.

Te irás sin que haya un último adiós. Te alejarás y yo me quedaré perdido entre recuerdos y añoranzas, entre ansias y alguna lágrima que se descuelgue sin permiso por mi mejilla.

Nunca me haré a la idea de haber encontrado la mitad que me faltaba y haberla perdido, porque sin ti jamás estaré completo.

Es posible que pase una vida entera engañándome con algo que no sucederá pero sé que aunque caiga al fin rendido y me de por vencido no podré prescindir de ti.

Te dije que jamás sentí nada por nadie como siento por ti, y que nunca me sentí tan dichoso como tú has llegado a hacerme. En contra de lo que tú opinas yo sí creo en el amor para siempre, y ese amor eres tú.

El ilegible destino ya tendrá escritas páginas de mi vida futura pero aunque otras manos lleguen a coger las mías, aunque otro corazón quiera adueñarse del mío, nunca lo podré entregar, porque tú te lo has llevado, y te pertenece hoy, mañana y hasta el fin de la eternidad.

Mi añoranza me golpea desde hace tiempo, pero los últimos días tu ausencia te está haciendo tan presente que me cuesta mucho esfuerzo no buscarte a cualquier hora del día, porque estar sin ti es no estar.

Algún día lograrás tu propósito de ser sólo un recuerdo, pero en mi mundo, y ya lo sabes, mi pequeña estrella, un recuerdo puede ser toda una experiencia, toda una vida.

Siempre tendrás mi corazón, mi bien amada niña, porque siempre esperó por ti.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Aunque ya lo sepas; aunque aún lo dudes.


Hoy te echo de menos.

Añoro una sóla de tus palabras, imaginarte sonriendo con lo que te diga, atenta a mis tonterías. Hoy te echo de menos, Alejandra.

Ultimamente me pierdo a cada instante entre mis pensamientos con el único afán de encontrarte en ellos, de dedicarte un tiempo que es tuyo, aunque no lo puedas aprovechar. Todo mi tiempo es para ti, porque todo mi tiempo lo dedico a ti.

Te busco entre rostros menos agraciados de mujeres que atraviesan la dirección de mis pasos, y no te encuentro, nunca te encuentro. Sé que jamás podré mirarte en otra piel ni en otros ojos.

Lo que yo te amo, mi pequeña estrella, es imposible de describir con palabras, pues carecen de la hermosura necesaria para hablar del sentimiento que llevo dentro. Te quiero, te diría una y mil veces.

Nada es como fue, como era, ni siquiera mi cariño. Todo ha ido a peor, al silencio obligado de lo que tanto me gustaría decirte, a la distancia que ahora se hace más presente que nunca, a tu ausencia continua. Todo ha ido a peor menos mi amor, porque cada día es más lo que siento por ti, lo que crece en mi corazón.

Que este sueño es un imposible me lo dejas ver cada vez que nos encontramos, pero a mí no me importa. No hay más sueño que el que se recrea una y otra vez contigo. No te pido nada, y tampoco te lo ofrezco, salvo mi propia compañía.

Te amo de verdad, más aún que antes de aquel adiós que tanto daño me, nos, hizo. Te amo como jamás lo he hecho ahora que no estás. Te amo sin esperanzas ni ilusiones, sólo con el sentimiento.

No espero ya nada, ni me embriaga una ilusión de algo que no quieres que sea, pero te amo, y no voy a precintar este amor porque es libre como tú y si decidió quedarse en mi alma ahí tendrá su lugar, porque a pesar de tener las puertas abiertas no ha querido marcharse.

Hoy, ayer, estoy lleno de añoranza y de imágenes que no pueden ser y que recreo una y otra vez en mi cabeza. Ojalá fuera de otro modo y pudiera compartir esas imágenes contigo, viviéndolas de vez en cuando.

Supongo que nací para amar, pero no para el amor, y ese es mi sino y mi destino. Mi dicha y mi desdicha están es un sentimiento tan puro como imposible. Pero contigo descubrí el verdadero significado de algo tan grande y hermoso y si nací para amar seguiré amando aunque el amor me quiera ser esquivo, porque tú eres única y me llenas por completo, quieras o no.

Te quiero, Alejandra, aunque ya lo sepas, aunque aún lo dudes.

domingo, 1 de marzo de 2009

Mi mundo, mi vida, mi existencia...


Mi mundo, mi vida, mi existencia...

Bosques encantados dibujados por una fantasía infantil. Acantilados compartidos con la vista perdida en un inmenso océano infinito de sonido embriagador, acompañado por la irrealidad de alguien tan hermoso como tú. Paseos a la luz de una enorme luna llena abrigada por un manto de estrellas celestiales acompasando la melodía de unos besos jamás entregados, nunca obtenidos.

Mi mundo, mi vida, mi existencia...

Tú por encima de todas las cosas, en mi propio paisaje y horizonte, presente, pasado y futuro. Tal vez sólo imaginación, pero mi imaginación. Eres tan real como yo te quiera hacer, y tan imposible como tú quieras ser, pero te amo, Alejandra, te amo por encima del mundo, de las historias verdaderas, de los sueños realizables. Te amo desde un lugar donde tu ausencia oscurece la magia con la que el pincel coloreó mis sentimientos, y por eso no puedo abandonar un sueño que alguna vez creí posible.

Estoy entregado por completo a un amor imposible. Pero no puedo abandonarlo. Me encierro en mí mismo huyendo de una verdad que me niego a escuchar, a entender. Ignoro cualquier evidencia porque me duele y no quiero hacerme a una idea tan aterradora como que fuiste un efímero brillo en mi cielo. Es posible que jamás pueda estrechar tu cuerpo entre mis brazos, ni que una caricia mía arranque una sonrisa sincera de esos labios que tantas veces deseé besar. Es probable que viva un engaño y cierre las puertas a un mundo verdadero que no quiero habitar porque en ese mundo no te tengo.

No, Alejandra; no dejaré de amarte, de pensar en ti, de soñarte cada noche, de dedicarte fantasías donde todo lo imposible aparente ser verdad.

Siempre fui sincero cuando te decía que mi amor es para siempre. Me he sincerado contigo muchas veces, y siempre he sido leal a una verdad sentimental que nació antes de que me conocieras y que morirá cuando mi corazón deje de latir.

Mi soledad será quien me recuerde cada día que el amor es posible, y en realidad es hermoso.

No; no podré tenerte tan cerca de mí como para que nuestro aliento quede ahogado por un beso, pero no podrás apartar este sentimiento que nació hace mucho dentro de mí.

Hoy me encuentro demasiado sentimental, y no sé por qué. Eso me hace necesitarte más, y soy dependiente de esa necesidad, porque dependo de mi amor por ti.

Te quiero, aunque lo olvides, porque yo lo recordaré siempre.