lunes, 23 de marzo de 2009

Siempre tuyo; siempre tú.


Vagan mis pensamientos por un mismo cielo cargado de recuerdos y añoranzas.
Ahora mismo escucho música tratando de hacer real cada fantasía que tengo contigo, pero la ilusión languidece con tu cada vez más larga ausencia.
Te busco ahora más que nunca en cada rostro de mujer que alcanzo a encontrarme cuando voy por la calle perdido en mi propio interior, sabiendo que no te voy a encontrar. Pero aún así insisto y miro a cada lado, a cada paso... Iluso de mí.

El amor en el que tanta gente desconfía, o del que son descreídos, yo lo he conocido, lo conozco y lo vivo. Tal vez la hermosura de este sentimiento precisamente sea el de su imposibilidad si se tiene la fuerza de no desesperar y vivirlo como una fantasía que algún día quizás llegue a cumplirse.

Hay días en los que me sumo en una desesperanza, cuando mi razón se eleva por encima de mi ilusoria imaginación, y me presenta una verdad de la que constantemente trato de huir. Pero entonces, un día, de pronto, me encuentro de nuevo contigo, y charlamos, no importa de qué, y la razón sucumbe de nuevo al poder de mi novelesca fantasía. Aún he de controlar cuanto diga, contrario a mis propios deseos, por cumplir los tuyos, pero tu sóla presencia, tu compañía preciosa renueva ese amor que jamás me abandona, que paciente camina por el mundo que juntos creamos dentro de mí, esperando tal vez un imposible, pero un imposible que me da la vida.

Te pienso, Alejandra, te recuerdo, te hablo, te desnudo, te acompaño, te acaricio. Pero sobre todas las cosas, te quiero.

Podrás no volver. Quizás un día dejes de permitirme mendigar unas palabras y te vayas para siempre, pero esto que siento por ti, amor mío, esto que has alimentado siendo tú, no puede perecer.

Siempre serás la diosa de mi vida en su pedestal de fantasías e ilusiones erigido para adorar la belleza que tu sóla presencia provoca en todo cuanto te rodea.

Siempre tuyo y siempre tú.

No hay comentarios: