sábado, 31 de octubre de 2009

La suerte del desertor.


Mi querida fantasía:

Cuántas cosas te diría, cuántas frases mutiladas porque ni siquiera tengo el valor de enfrentarme a ti. Sé que no tengo el derecho a decir lo enamorado que estoy, toda la añoranza que se agolpa en mi alma.

A menudo siento el deseo de dirigirme a ti, de decirte algo, de anunciarte que aún estoy por y para ti, pero en el último instante desisto, y ya no sé si es cobardía o valentía. Lucho contra mí mismo por mantener mi palabra y dejarte en paz, pero es que te quiero, y no es fácil.

Vivir enamorado, vivir amando como yo te amo, hace que se consuma toda mi energía pensando en lo que significas, en quién eres para este pobre diablo que un día se creyó aprendiz de brujo y se perdió en sus propias ilusiones fantasiosas.

Hoy estoy fuera de tu círculo, mirando cómo vas alejándote, sin atreverme a hacer nada por intentar cambiarlo, por tratar de acercarte a mí, de acercarme a ti.

Me escondo tras el miedo a tu rechazo y me digo que es lo que deseas, y que nada puedo hacer, y tal vez sea cierto. Tal vez te haya perdido ya para siempre, pero una vez más me quedaré con la duda de qué hubiera pasado si de algún modo luchara por ti.

Sigo escondiéndome en mi interior para no afrontar lo que la vida me trae y se lleva, acomodándome a mis desdichas emocionales sin tratar de combatirlas; soy un cobarde, lo sé.

Nunca quise a nadie como te quiero a ti, aunque sea un amor irracional y loco. Te convertiste un día en centro de mi universo y fuente de mi esperanza, y aunque hoy toda esperanza se ha disipado sigues siendo el eje sobre el que gira mi mundo.

Te quiero más que a nada y ni siquiera sé por qué, pero estoy lleno de ti, de tu presencia, de tus palabras, de tu voz, de tu picardía.

Ojalá pudiera presentarme frente a ti, mirarte a los ojos y decir: "Hoy nada va a hacer que mis labios sellen las palabras que he de decir, Alejandra. Tienes que saberlo, quieras o no, y si estás dispuesta a arriesgarte por esta locura te besaré ahora mismo, y si no, me daré media vuelta y no volverás a verme más. Te quiero, mi pequeña estrella, y quiero que vivamos una historia loca de amor que dure la eternidad de una vida".

Puede que tuviera que dar media vuelta y perderme entre las calles de una ciudad ajena a mis sentimientos, pero habría luchado por este amor y ya no podría arrepentirme de nada.

Y si tuviera que cumplir con un beso, ¡qué felicidad!!! Demostraríamos la locura que regiría en nuestro raciocinio, pero bendita la locura que me llevara a tus labios, los únicos que besaría el resto de mis días.

¡Cuánto te echo de menos, mi niña!

Te quiero.

jueves, 29 de octubre de 2009

Hoy mis palabras son de añoranza.


Te miro en silencio, dibujada en una fotografía, tu rostro serio salpicado por la luz de un sol que anuncia el final del estío.

Te miro tratando de no pensar en nada, perdido en esa belleza femenina que tantos motivos han dado a mi corazón para amarte. Sonrío melancólico recordando cuando alguna vez me declarabas tu amor, acobardada por lo que esas palabras significaban. Sonrío acallando el presente que te ausenta de mí, volcando mis pensamientos hacia una realidad que ahora parece fue sólo un espejismo.

Sigo prendado de tu hermosura, Alejandra, y de ese carácter que en ocasiones te hacía enfrentarte a mí en discusiones que no nos conducían a ninguna parte y de las que acababas aburrida. Aún vivo enamorado de esa sonrisa que ilumina tu cálido rostro y que ojalá nunca nada pueda apagar.

Te quiero, mi pequeña estrella, aunque la distancia continúe aumentando entre tu corazón y el mío; te quiero aunque tus palabras se vayan convirtiendo en silencios cada vez más longevos, y aunque mis manos ya desistan de rozar tu piel.

Ya no se trata de que siga aferrado a algún tipo de esperanza en pos de creer que todo cambiará y volverás a decirme que me quieres. He perdido la última ilusión que me quedaba, sí, pero con ello no me ha abandonado el amor, este amor que hoy está aún más vivo, a pesar de que hace casi un año ya que el telón se echó. Hoy siento como nunca antes sintiera, y estos últimos días, en la completa ausencia de tus palabras, no sé el porqué, has estado más presente que en cualquier otro momento. No podía apartar mi mente de ti y te sentía realmente cercana, a mi lado, una sensación indescriptible en palabras, como si hubieras entrado dentro de mi cabeza adueñándote por completo de mi mente.

Tal vez nunca ya pueda estar contigo pero siempre vivirás en mí.

lunes, 26 de octubre de 2009

Hoy quisiera tenerte.


Mi amada fantasía:

Cada instante que pasa en mi vida, cada momento que me va llevando hacia un final incierto, se salpica de recuerdos que nacieron por ti, eternos en una vida perecedera.

Te recuerdo cada día y entre suspiros apagados busco una disculpa para pensar en ti.

Me llamas amigo y no sabes que no puedo serlo porque te amo, porque mi fidelidad al corazón me impide apartar este sentimiento de amor.

Sí, Alejandra. Mi amistad es tan sólo una máscara para impedir que te alejes aún más de mí porque no me importa esta soledad si aún puedo verte, y aunque la razón me lleva a la certidumbre de que queda poco para que te alejes completa y definitivamente de este mundo que creé en torno a ambos aún soy capaz de mentirme y guardar una esperanza para poder seguir mirando al cielo, cuando la luna ya reina en él, y salpicarme de la magia con que las estrellas decoran tan magistral lienzo.

Buscar el consuelo de este amor negado en otros labios es simplemente una utopía, porque aún si llegara un cálido beso a posarse en mi boca el sólo recuerdo de ti sería más poderoso.

El tiempo nunca será olvido aunque tú pienses que sí. El tiempo sólo servirá para añorarte más y más y quizás dentro de muchos, muchos años, cuando mi memoria ya flaquée y mi pulso tiemble, habrá un recuerdo que seguirá vivo, sin haber perdido ni un ápice de la fuerza que ahora tiene: ese recuerdo te pertenecerá.

Hoy quisiera estar contigo, sentado frente a tu rostro, viéndote sonreir y sintiéndote feliz en mi compañía. Hoy quisiera saber que mi amor tiene correspondencia en tu corazón y que tal y como yo siento, sientes. Hoy quisiera tantas cosas, amor mío... Pero mis deseos ya no se cumplen y siento a veces un nudo en mi garganta que hace correr alguna lágrima por mi mejilla tan sólo por una añorada felicidad perdida.

No pretendas que quiera lo mismo que tú, porque yo no quiero olvidarte y no lo haré. Tú continuarás tu camino y yo volveré sobre mis pasos para vivir de un tiempo que fue mágico.

Nunca habrá nadie como tú.

viernes, 9 de octubre de 2009

Un amor que no perece.


Hola, mi pequeña estrella.

No sé cómo empezar a hablarte en esta noche; no sé qué decir sin reiterar los comienzos de otros escritos.

Ultimamente estás más presente aún en mi cabeza y te busco en cada rostro de mujer que cruza ante mis ojos. Cuando veo una lacia y larga cabellera del color del sol estival me quedo fijo buscandote en esa mujer, pero nunca apareces.

Entonces dejo volar mi imaginación y fantaseo con que eres tú quien camina en una continua pelea contra el viento por causa de tus cabellos. Y me imagino sonriendo, y tú me ves y simulando un enfado que no tienes me dices que si me hace gracia mientras con una mano intentas despejar tu rostro de la maraña de cabellos. Y te digo que lo que me hace gracia es que disimules tan mal que estás enfadada, porque te estás riendo. Y tú intentas hacerme creer que no estás de broma, pero al fin logro que de tus labios amanezca una sonrisa, y me dices que conmigo no juegas más, que siempre me salgo con la mía. Entonces soy yo quien retira con suavidad todos los cabellos de tu cara, y como si el viento se aliara conmigo, deja de jugar a enredarlos, y así me permite besarte y que me beses.

Y me dices: "no sé por qué te quiero tanto, si siempre te estás riendo de mí". Y yo te digo: "¿Cuánto me quieres?" "Muchos montones pequeños", respondes, y no me dejas hablar porque vuelves a besarme. Luego apoyas tu rostro en mi cara, suspiras, y me dices al oído. "Te quiero tanto por lo que me haces sentir cuando estoy contigo".


Como si fuera un cuentacuentos me relato historias diferentes cada día contigo como protagonista para evitar pensar en tu ausencia.


Si alguien me preguntara que por qué te quiero tanto la respuesta sería: "no lo sé". Pero sólo pensar en ti convulsiona todo mi ser, Alejandra, y vivir contigo en mi corazón es una liberación de mi propio espíritu que sólo podía soñar con amar y ahora ama de verad, aunque sea a un sueño.


Te quiero, "Basileia".

domingo, 4 de octubre de 2009

La eternidad de un amor verdadero.


No dejo de pensar en ti: qué harás, qué habitará en tu mente, dónde estarás...

Siento un vacío pensando en que esa compañía tuya ya no me acompaña. Las canciones se vuelven melancólicas y hoy, tan ocioso mi tiempo de repente, tengo demasiado para poder mover mi mente y me encuentro contigo en mi cabeza.

El amor nunca ha sido mi fuerte. Tú eres la habitante única de un corazón enamorado que siente que nada vale la pena si tú no estás.

Quizás sea el otoño, quizás tu ausencia, quizás todo, pero me siento triste y gris como un día de lluvia cuando ya las hojas abandonaron su árbol y cambiaron su verde por un descolorido marrón amarillento. Estoy apagado aunque actúo como un gran actor ante el público que busca mi eterno buen humor: no es fácil. Cada vez me hago más a la idea de la soledad que me va abrazando y contra la que no lucharé. De qué me sirve escalar montañas si tú no estás en la cima. Para qué surcar océanos de fantasías si no vas a navegar en mi navío. De poco vale volar hacia una luna huérfana de tu presencia.

Hacía mucho que no me sentía así, pero hoy estoy triste, y aunque quiero no soy capaz de llorar, de desahogar en un manantial de lágrimas esta amargura que me acaricia.

Sigo sabiendo de mi amor y de la imposibilidad de borrarlo de mi alma, y para serte sincero, aunque en mi mano estuviera "desenamorarme" tampoco querría. Continuaré siendo fiel a este cariño infinito que germinó con tu aparición y que tu simple compañía se encargó de alimentar.

Me voy. Y por fin cerraré mis ojos en otra noche sin ti tratando de desaparecer por unas horas de esta vida apagada en tu ausencia y mañana, al despertar, quién sabe...

Buenas noches, sueño eterno, tan eterno como mi amor por ti.

viernes, 2 de octubre de 2009

Te busco pero no estás.


El tiempo no detiene su paso por nadie y va sucediéndose con tu ausencia como aliada suya y enemiga mía.

Hoy te echo de menos y me siento como una hoja arrastrada por el viento en este otoño recién nacido que se va aposentando en mi corazón enamorado.

No sé dónde estás, ni sé qué es de ti. Sólo tengo recuerdos que inundan mis pensamientos y en la añoranza me provocan una sonrisa salpicada con tintes de amargura. Supongo que es la estación que arrastra mi ánimo hacia un invierno frío que aún ha de llegar.

Otoño gris que viste de melancolía mi espíritu vacío. ¿Dónde estás, ANGEL mío, que hasta el alma me pregunta por ti? ¿Qué puedo responderle a mi fantasía si mis sueños están contigo? Es difícil encontrar a quien amar rayando la demencia e imposible poder olvidarle, y yo no te olvido, mi pequeña estrella.

Miro al cielo y busco un lugar donde encontrar el reflejo de tu presencia para observarte en silencio, a escondidas. Pero no estás, y sólo encuentro una luna vacía sin ti, y un vestido de estelares brillos dirigiendo la orquesta del infinito universo donde un día encontré un amor para siempre que no me corresponderá.

Nunca fui perfecto, y cometí mil errores a lo largo de mi anodina existencia, pero a pesar de todo la vida me hizo el mejor de los presentes; me regaló tu realidad, la presencia de un ser invocado en mis más reservadas fantasías, y el poder vestir con amor un tiempo destinado a estar vacío, un tiempo que llenaste de ti, de tus burlas picarescas, de tus sonrisas sinceras, de los suspiros inocentes, algunos indecentes, pero todos sinceros. Un tiempo donde la felicidad llamaba a grandes voces y se iba abriendo paso a través de un cenagoso pensar.

Hoy no gozo de tu divina presencia, añorando este amor que quizás aparenta ser un espejismo de la irrealidad más absoluta, pero que es en realidad el más sincero de los sentimientos que he podido tener por alguien.

Aunque desaparezcas no se deshará el hechizo que un día lanzaste al aire y que me alcanzó en el centro del corazón. Nunca me creíste pero mi amor es ya para siempre.