jueves, 3 de mayo de 2012

Cómo vivir sin ti.

Hoy escucho cómo tu recuerdo llama con nostalgia a las puertas de mi memoria y me dejo llevar a la mirada que recojo de fotografías tuyas guardadas como señal de que un día fuiste realidad.
El deseo me pide que te busque para disfrutar una vez más de tu insustituible compañía, pero algo dentro de mí lo impide.
Son más de 3 años, contados día a día, como pétalos de una margarita que van cayendo irremediablemente, pero sin un "me quiere". Procuré instalar tan sólo el "no me quiere" para poder asumir que no te tengo, y que mi huérfano amor seguirá vagando por las fantasías de algo que un día creí eterno.
El tiempo no detiene su paso, y sin embargo, cuando me paro a pensar en ese pasado tan dichoso, me siento como si hubiera sido ayer, y es que desde que nos apartamos el uno del otro queda un vacío temporal que no puede llenarse con nadie.
Es como si el reloj se hubiera detenido aquel día tan amargo para no volver a moverse, y mis deseos se quedaran anclados en todo lo que me hiciste sentir mientras estuvimos escribiendo aquella hermosa histora de amor.
Quizás nada de lo que hubo fue del todo real y sólo la imaginación nos lo hizo creer así. Pero fuera como fuere quedé atrapado en un sentimiento del que ya no puedo desprenderme, y sigo sentándome a mirar todas tus fotografías y recrearme en esa preciosa carita de traviesa y esos ojos penetrantes que alcanzaron a verme el corazón.
Hoy sigo echándote de menos, tal como me pasará mañana, y al otro... Y no hay consuelo para un corazón enamorado de alguien que no está, condenado a amar toda una vida sabiendo que no será correspondido.
Y es que no he dejado de quererte.