domingo, 29 de enero de 2012

Vivir sin amarte... No puedo.

Hoy es un día más de tantos. El frío acompaña este anochecer que a ratos se salpica por nieve intermitente que se deja caer inocente sobre la humedad de esta tierra mía.
Y aquí estoy, una ocasión más, tratando de impregnarme con tu irreal presencia a través de la palabra.
Quisiera saber por qué tu ausencia no ha logrado hacer que abandones mi vida ni mis pensamientos. Busco tu rostro en cada mujer que encuentro a mi paso y si alguna de ellas me devuelve una mirada furtiva veo que sus ojos no son los que ansío encontrar y sigo mi camino hacia ninguna parte.
Cuántas veces imagino que me tiendes de nuevo tu mano para que la tome y pueda acercarme otra vez a ti, y pienso que todo sería entonces mejor. Pero no es más que una ilusión enfermiza que la añoranza vierte en mis deseos y que en nada me ayuda.
Flagelo mi espíritu queriendo reposar mi anhelo mirando fotografías en las que admirar tu inmortal belleza, y sonrío para mí como si estuvieras ahí, siendo real, compartiendo el espacio en el que mis ojos disfrutan de tan etérea visión.
Pero al cerrar la última imagen me encuentro de nuevo en ese vacío que deja tu ausencia y no puedo por menos que tratar de rendirme a la realidad. Sin embargo, dentro de mí se libra una batalla sin violencia en la que un ejército de recuerdos y sentimientos se enfrentan a una verdad en la que no quiero tomar parte porque en mi mundo sólo existes tú y la rendición a los hechos no haría más que castigar mi fantasía y hacer que mi vida cayera en un sinsentido porque ¿qué sentido tendría vivir sin amarte???