viernes, 18 de octubre de 2013

Una mirada al pasado.

Avanza octubre otoñal buscando los primeros fríos después del estío.
El tiempo sigue haciendo girar las agujas de su existencia y el ayer va alejándose de un presente que marca el comienzo de un nuevo futuro. Sin embargo sigo mirando de reojo a ese pasado que tanto sentimiento me hizo vivir y me pregunto si alguna vez volveré a sentirme de ese modo tan especial.
Quizás no haya más momentos como los que viví porque aquel ayer fuera justo el tiempo donde debía disfrutar de la experiencia que supuso cruzar un día nuestros caminos, y tal vez por ese mismo motivo no dejo de echar vistazos hacia el tiempo que quedó detrás, intentando mantener alguna chispa de lo que supuso compartir tantas cosas contigo, porque es probable que nunca más vuelva a sentirme de aquella manera tan especial como me sentía en tu presencia.
El dolor ya no existe, aunque quede la añoranza, y ha ido dando paso a un estancamiento emocional y una glaciación sentimental, volviendo de nuevo a refugiarme en un iglú protector, autoimponiéndome una introversión que me permita vivir con la imaginación lo que acaso nunca logre ya con la vida real.
Creo que aún sigo enamorado de ti de algún modo, aunque trato de negarmelo, pero sé que sigues apareciendo en mis pensamientos, sólo que ya no te tengo para contártelos.
En realidad...
..................................................................................te echo de menos.

sábado, 23 de febrero de 2013

Recuerdos...

Ha pasado ya tiempo desde la última vez que me acerqué a este rincón perdido de mis pensamientos.
No puedo decir que siga sufriendo dolorosamente la lejanía de este amor que pudo ser y no fue, pero eso no impide que te mantengas presente en mi memoria.
Hay días en los que me acuerdo mucho de los momentos que compartí contigo y la añoranza regresa de nuevo.
Tengo poco tiempo y muchos proyectos, y quizás eso hace que no dedique tanto a zambullirme en tus recuerdos como hacía antes, pero cuando mis dedicaciones me regalan momentos de asueto corres rauda a salir de lo más hondo de mi mente y presentarte ante mí sin pedir permiso, mostrándome de nuevo esos labios que ya no me besarán, y la picardía de cada una de tus frases cuando jugábamos a los dobles sentidos.
No te olvido, aunque he aprendido a vivir sin ti. Pero a pesar de eso aún hay días en los que me sorprendo a mí mismo buscándote entre la gente que camina por las calles, y sigo sin encontrarte.
No me he vuelto a enamorar, aunque la realidad es que tampoco hago por encontrar el modo de llenar el vacío que me quedó sin ti. Simplemente ocupo mi tiempo entre mi trabajo y mi afición, y justo me queda tiempo para dormir, de modo que no me da para guiar mis ideas por otros derroteros más sentimentales. Pero aún así, hoy sigues presente, sonriéndome y provocando una sonrisa añorante en mi boca, y sabiendo que mañana volverás a esconderte en un rincón de mi alma para asomarte de nuevo cuando menos lo espere, fiel a tu travieso espíritu de niña mujer.
Hoy volví a escribir porque quería contarte que aún te llevo en el corazón, aunque yo ya no esté en el tuyo.