jueves, 17 de marzo de 2011

Carta que nunca envié...

Querida Alejandra:
Hace mucho que no nos vemos y me entraron ganas de hablar contigo. ¿Cómo te va? Es la típica pregunta de quienes no se han visto en tiempo, para romper el hielo, pero a mí si me gustaría saber qué tal estás y cómo va tratándote la vida.
Yo estoy como siempre, más o menos. Algunas cosas han sucedido que no hay manera de cambiarlas desgraciadamente, y otras van sucediendo anticipando un final de quizás otra etapa de mi vida, o tal vez sólo una progresión dentro de esa etapa.
Mis chicos siguen su lucha particular por alcanzar esos sueños que a su edad yo también tenía, y trato de poner mi granito de arena para que si no los alcanzan al menos sientan que sirvió la pena intentarlo. No obstante vamos alcanzando metas con algunos de ellos, lo cual me causa gran satisfacción. Este mío es un deporte muy duro que trae grandes sinsabores, pero en el que una sóla satisfacción que se alcance borra todo lo negativo que pudiera haber anterior.
En cuanto a mi vida fuera de las ruedas sigo con mi trabajo, que ya es más de lo que muchos pueden decir hoy en día, y poco más puedo contarte.
La verdad es que añoro tu compañía, la charla que me brindabas, los buenos momentos que pasábamos, y quizás ese vacío sea lo único verdaderamente negativo que ahora mismo sacude mi existencia. Pienso mucho en ti sin poder evitarlo, y una y otra vez me digo que tengo que pasar página y mirar hacia otros horizontes, pero es imposible porque como tú no hay nadie más. Además no creo que ninguna otra tuviera la paciencia de aguantar mis chistes malos ni mis sosas bromas, claro que yo también tenía que aguantar lo mío, ¿eh?
Mira; ahora se ha dibujado una sonrisa en mi rostro recordando cómo nos picábamos mutuamente velando en realidad la dicha que sentíamos disfrutando el uno del otro.
Es una lástima que las historias tengan un principio y un final, y lo peor de todo es cuando uno de los personajes de la histora se escapa de la misma para no leer ese final. Quizás por eso sigo vagando errante por un mundo onírico donde aún puedo disfrutar de tu presencia y de muchas cosas más.
Y bueno, niña; con esto ya me despido. Aunque no sea una carta que te vaya a enviar, al menos me sirve para desahogarme de algún modo y disfrutar de tu presencia de una manera fantasiosa.
Tuyo siempre:

-Peter Pan-

1 comentario:

Lola Fontecha dijo...

Sentirse Peter Pan........no crecer y dejar muy dentro todo el amor que sientes por ella.. Principio y fin.... pero lo vivido dentro de ti queda. Un beso Gaspar