viernes, 22 de mayo de 2009

Quizás, quizás.


Hoy habita el silencio en mi alma. Miro a mi alrededor y el mundo es un cristal opaco que no me deja ver qué hay más allá de mi propio cuerpo.

Poco a poco estás venciendo, poco a poco estoy perdiendo.

Hay días en los que me siento abatido, cansado, con la indiferencia como guía de mi existencia. Escucho canciones que hablan de desamor, de despedidas, y me veo como protagonista de una historia que no deseo vivir, la de un adiós que sin decirse va sucediendo.

Me doy cuenta de que tus ausencias cada vez son más prolongadas, y no puedo hacer nada. Sólo espero, con la ufana ilusión de que todo volverá a girar en torno a un amor que aún siendo irracional, inexplicable, es lo más hermoso que he vivido en mucho tiempo.

No puedo pretender enamorarte, o enamorarte de nuevo si una vez lo estuviste. No puedo hacer nada por cerrar tus ojos y ser capaz de llevarte a cualquier lugar tan sólo con unas palabras, con mi ya estéril compañía.

Hay días que la opacidad del mundo me deja exhausto y mi espíritu se difumina entre sentimientos borrosos anegados de lágrimas interiores.

Odio demostrar mi propia debilidad porque tampoco mereces ser el blanco de tan estúpido sentir, y bastante dolido tienes ya tu corazón.

Ojalá fuera completamente libre para decir "te quiero", pero no lo soy. Cuando alguna vez dejo vislumbrar mis sentimientos tengo la sensación de que me estoy equivocando, de que no deseas saberlo, de que tú estás tratando de cerrar una puerta que yo sigo empujando.

No puedo tenerte y no puedo dejar de amarte.

Cierro mis ojos y busco tu abrazo, acurrucarme en tu regazo y sentir tu protección. Cierro mis ojos y me dejo llevar por mis fantasías hacia tu ser y compañía, y entonces odio tener que abrirlos, volver a este mundo que cada día me hastía más. Odio todo lo que representa esta distancia verdadera que cada día se hace más larga, y odio que no seas mía.

Quizás te perdí hace tiempo; quizás nunca me de cuenta de ello.

No hay comentarios: