viernes, 25 de diciembre de 2009

Nacido para amar.


Mi pequeña estrella:

Hoy añoro estar contigo, reir, disfrutar de tu mirada, jugar con tus manos y las mías, vivir el romance que ya sólo salpica mis fantasías.

A pesar de todo, mi corazón continúa anclado en este amor imperecedero que un día arriesgué a imaginar y que sin quererlo se hizo real y verdadero.

Hoy me sumerjo en el recuerdo de tu belleza divina tan imposible para mí. Cuando aún me regalas con un tiempo de tu compañía y charlamos de cualquier tema disfruto como si de un adolescente se tratara enfrentado a la niña de sus ojos, a su primer amor.

Ni siquiera puedo expresar con palabras la riqueza de tu presencia, porque el lenguaje es demasiado pobre para describir las sensaciones que continúan despertándose en mi interior si me ofreces un minuto de tu tiempo, y es que sigo enamorado de esa niña que tuvo la osadía de dejarse llevar por mis fantasías y volar de mi mano para alcanzar sueños imposibles.

Y al final resultó que el más imposible de mis sueños fuiste tú.

Pero no me permito dejar de soñar y de disfrutar los pocos momentos que puedo estar contigo, aunque no haya de ser como yo deseo; tú estás y eso ya es suficiente para mí.

Me reitero en el significado de lo que estoy haciendo, y es que no queda más lugar en mi vida que la soledad y tu recuerdo, pero la importancia de tu existencia es mayor a todo lo demás, y no existe nada que me pueda llenar como me llenas tú, no importa si ya nunca te tengo entre mis brazos.

Soy capaz de mirar una fotografía tuya y pasarme el tiempo sin moverme de esa imagen fantaseando cientos de aventuras irrealizables.

Sé que es una locura, que no es racional tomar las decisiones emocionales que yo estoy tomando, pero no puede ser de otro modo, porque ahora sé que yo nací para amarte.

No hay comentarios: