martes, 18 de noviembre de 2008

... y no te leo.


Hace algunos días que no te veo y la sensación es la de que ya nunca estarás. Estoy sumido en la tristeza, pero nada puedo hacer por cambiar este rumbo que el destino había acordado con las fuerzas de la vida. Tú seguirás un camino desconocido para mí y yo estaré pendiente de tu recuerdo, preguntándome qué será de ti, cómo estarás, si habrás encontrado quien te haga soñar...


Ya ves que la añoranza se ha instalado en mi existencia, y tal vez mañana me encuentre de nuevo contigo, ojalá, pero hoy estoy absorto en un "ya no está".


Cada jornada que transcurre pienso más y más en ti, recordando quién eres, qué eres, y qué siento. Sé que va a ser muy difícil continuar como si no pasara nada, pero también soy consciente de que he de hacerlo. Sin embargo ya siempre me faltará algo, y serás tú. Has ocupado un lugar tan importante dentro del reino que marcan mis sueños que ya no sé vagar por mis mundos oníricos si tú no te reflejas en ellos, y de algún modo agradezco que sea así, porque no quiero olvidar ni uno sólo de los instantes que alguna vez disfruté contigo.


Ojalá llegue un mañana y me digas que aún me quieres, que tal vez nos deberíamos dar otra oportunidad, que dos almas que se aman no pueden estar separadas. Sé que es mi pensamiento el que de ese modo habla, pero ojalá sucediera.


No he dejado de necesitarte, y si alguna vez te dije que podemos ser amigos sólo fue por no tener que estar ausente de ti. Tu distancia, y aún más tu desaparición completa sería más duro que el no tener permitido amarte.


Nunca vas a dejar de ser mi pequeña estrella porque jamás abandonarás mi corazón. Puedes pedirme que no te ame, pero nada conseguirías.


Te quiero, Alejandra, te quiero más que a nada en este mundo. Y cerraré los portones de mi corazón hasta el día que decidas llamar, si alguna vez ocurre, porque si volvieras a nombrarme, quiero que me tengas donde me dejaste, como me dejaste.


Siempre seré tuyo, Campanilla, mi gran amor.

No hay comentarios: