viernes, 28 de noviembre de 2008

De historias oníricas.


Querida fantasía:

No dejo de pensar en ti desde que mis ojos se abren a un nuevo amanecer hasta que se cierran en busca de mundos oníricos que recorrer.

No tengo derecho a amarte mas no voy a dejar de hacerlo. Siento vacío dentro de mí; un vacío que no logro llenar con nada. Te sigo buscando en cada rostro que veo, cada día, cada instante, pero jamás te encuentro. Repaso tus fotografías y aún me siento más enamorado de ti, de tu belleza, de esa larga cabellera que como viento tantas veces imaginé enredar. Y busco tus ojos en los que abandonar mis pensamientos, y el tacto de una piel tan deseada como prohibida. Te añoro, Alejandra, y cuanto más te echo de menos más siento que te quiero y más vacío me quedo.

Anoche soñé algo extraño y al despertar eras tú quien apareció en mis pensamientos. Sin embargo no estabas en esa fantasía onírica que creó mi mente. Me encontraba en algún lugar desconocido, entre orientales, divididos entre hombres y mujeres. Las damas danzaban bajo la atenta mirada de una joven maestra y los hombres jugaban con una especie de pelota pequeña a pasarla sin que cayera al suelo. A mi espalda había una valla que supuestamente nos mantenía encerrados en un recinto, pero yo no tenía la sensación de estar retenido. El primer golpe que le di a la pelota hizo que saliera hacia atrás y fuera a parar al otro lado de la división. Entonces me acerqué a una puerta y la abrí, para ir a buscar la pelota, pero la maestra de las bailarinas gritó que no saliera. Me recriminó el no saber que estaba prohibido, que yo no podía poner un pie fuera del recinto. Y ella fue a buscar la pelota, descalza, y sin pasar por la puerta. Hubo de saltar la valla, recogerla, y volver de nuevo por el mismo sitio. Le entregó la esfera a quien supuestamente estaba a nuestro cargo y volvió a su lugar. Este, en una especie de gesto de agradecimiento, y después de echarme una mirada heladora hizo el saque hacia la dama y esta devolvió con un toque magistral la pelota, hacia mí, y yo fallé al golpearla. De nuevo la mirada del "maestro" mostraba rabia e hizo un gesto de negar con la cabeza, haciéndome sentir humillado. Así que cogí aire y empecé a jugar de nuevo, con la intención de demostrar que yo podía hacerlo tan bien como ellos.

Ahí es cuando desperté.

Le he dado una explicación a esa película onírica, aunque la subjetividad es manifiesta por el estado de ánimo que estoy atravesando, pero es posible que no haya errado demasiado. En realidad creo que tú eres esa maestra de baile, y mi culpa fue que tuvieras que sufrir con tus pies descalzos por ir a buscar esa pelota que yo eché lejos, eso que siempre he intentado darte y que de pronto lo alejé de mí. La interpretación de lo que continúa ya no es más que el deseo de mi subconsciente que quiere ver en el comienzo de juego que tú deseas mantener un lazo de unión conmigo y en mi terrible torpeza no soy capaz de aprovecharlo a la primera, (de ahí el error al golpear yo la pelota), pero sin rendirme ante la evidencia, (el maestro de juego), esforzándome por hacer bien las cosas.

Como ves no puedo asumir el hecho de que ya no quieras quererme pues ni en sueños se me permite prescindir de ti, pero porque te respeto tanto como te quiero asumo las consencuencias emocionales que para mí tiene acallar mis sentimientos. Lo único que quiero es poder charlar contigo de vez en cuando, no permitir que desaparezcas de mi vida, aunque eso, supongo, es cuestión de tiempo.

Qué grande es la naturaleza que fue capaz de concebir un ser tan bello como tú, mi pequeña estrella.

Te quiero.

No hay comentarios: