viernes, 26 de diciembre de 2008

Tiempos difíciles.




Hoy no tenía intenciones de entrar aquí, pero acabo de hablar contigo y las sensaciones han sido tristes.



Has dicho algo, y he de suponer que realmente es como sientes y lo que sientes. La distancia se hace irrevocable y comienzo a evaporarme de tus sueños. Me echas de menos, dices, pero supongo que no es a mí, sino a lo que un día pude ser. Y esta conclusión no es sino la respuesta de algo que dijiste después.




Yo no quiero que desaparezcas de mi vida pero me temo que es lo que estás haciendo, apartarte poco a poco, supongo que con la intención de que sea menos doloroso.




Ilusiones, ilusiones, ilusiones... Ya no es fácil ilusionarse ni imaginar. Tú pretendes salir de mi mundo y yo no puedo más que abrirte la puerta y sentir un dolor muy hondo en el corazón. Te irás, Alejandra, te irás y habrá un último adiós, definitivo e irreductible.




Yo no dejaré de amarte pero ya no serás mi fantasía sino el sueño del que no me apartaré, irrealizable pero perenne y eterno.




Nunca pensé en tenerte, y cuando apareciste nunca quise pensar en perderte. Y ahora ya me ves, autocompadeciéndome por no haber sabido conservarte en mi mundo. Qué más puedo decir, mi vida: no tengo muchas ganas de escribir y la verdad es que no tengo muchas ganas de nada. Supongo que esta gripe que me abraza tiene algo que ver en ello, no lo sé.




Nunca olvides que para mí siempre serás la mayor de las fantasías aunque ya no pueda alcanzarte.




Estas fechas están siendo apáticas, con lo que a mí me hacen sentir. La verdad es que no me encuentro con ganas de disfrutarlas y eso no es bueno. Ojalá las cosas pudieran ser de otro modo, pero son como son.




Te quiero, Alejandra, te quiero.




No hay comentarios: