lunes, 2 de febrero de 2009

Un viaje fascinante.




Hoy tengo ganas de ti. Siento que una especie de euforia demente recorre cada pensamiento que tengo, todos ellos dedicados a ti.

Escucho esta canción que me lleva a tu lado, a vivir un atardecer en cualquier carretera, a disfrutar de una compañía tan especial como es la tuya viajando al son de música que hace de nuestros ojos observadores cómplices sonrientes.

Hoy te quiero aún más que anoche, más que cualquier día pasado. El sol declina tras las colinas verdes que ocultan a tramos un mar calmado donde el reflejo del cielo anocheciendo dibuja colores irreales en el agua marina.

Yo sé que todo esto no sería tan bonito ni especial si tú no estuvieras conmigo. Y disfruto con ello, disfruto de ti y contigo.

No voy a concluir este viaje porque hoy quiero todo de ti y mi imaginación me llevará de tu mano a un horizonte mágico. No voy a poner fin a esta fantasía, ni hablaré de ella como un imposible porque esta noche eres para mí.

Sé que estoy loco, que vivo irrealidades absurdas e imposibles, ¿pero sabes? Me da lo mismo. Mi locura es amarte y no quiero curarme de tan estimulante demencia.

Esta canción hace efervescer los sentimientos de un modo increible y no necesito esforzarme para tenerte conmigo, para estar contigo.

Cuánto te quiero, Alejandra, y qué grande es compartir contigo todo cuanto vivo, siento y deseo. Y hoy, ahora, vivo, siento y deseo estar contigo lejos de cualquier parte, sólos tú y yo en un viaje para los dos donde tan sólo nuestra propia compañía es el mejor de los regalos que nos ofrecemos.

Esta noche estás conmigo y no voy a dejarte marchar hasta que mis ojos se rindan al sueño, y aún después, quizás seas tú quien desee quedarse en mis noctámbulas experiencias oníricas.

La noche va cayendo y los faros dibujan el perfil de las colinas que salpican nuestro viaje sin rumbo ni destino. La oscuridad va absorviendolo todo y tu rostro ya sólo es una silueta que aparece pletórica cuando los focos de otros vehículos que se cruzan deslumbran unos ojos que esta noche sólo te miran a ti. Sé que sonríes, y me miras mientras conduzco. De pronto me besas en la mejilla y escucho un suspiro. Sonrío y omito cualquier palabra. Estamos llegando a la cima de una de esas colinas que salpican nuestro viaje y veo un camino que sale de la carretera. Me desvío y me preguntas que dónde voy. Con un sonido te pido silencio y busco a tientas tu mano para cogértela. Detengo el coche y enciendo la luz interior. Te miro, me miras, y te señalo un lugar. Te quedas fascinada.

Vamos fuera, te digo. Qué noche más apacible. Sobre el mar cientos de lucecitas flotan vibrantes en inmóviles, y un faro lejano nos saluda con su luz en forma de guiño. La luna lanza su reflejo desde las aguas y perfila el contorno de las montañas que recorren toda la costa. Te paso un brazo por encima de tus hombros y apoyas tu cabeza en mí, sentados en el capó del coche. Tú me abrazos y nos quedamos allí mirando ese mundo infinito de sensaciones indescriptibles.

Esta noche eres para mí, Aliss. Y esta canción seguirá sonando, estoy seguro, aún cuando vaya a dormir para que sigas siendo mía hasta que amanezca, porque te quiero, y no voy a dejarte ir, aunque sólo estés en mi imaginación.

No hay comentarios: