domingo, 5 de diciembre de 2010

Un amor imposible.

La lluvia desdibuja una tarde ya oscurecida, y yo, perdido en mis propios pensamientos, acudo a una canción que hacía mucho no escuchaba; esa lluvia tras el cristal, esa compañía cálida y fastuosa que tanto anhelo y añoro y esas fantasías que siempre me han acompañado al escuchar esta melodía.
No despejo mi memoria de tu recuerdo, y la belleza de ese rostro que siempre me ha tenido completamente obsesionado sigue presente en mi cabeza.
Son batallas perdidas en las que tengo que luchar cada día, pero eres lo más intenso que ha habido y que sigue habiendo en mi existencia.
Estoy loco, lo sé. Es insano seguir manteniendo con tanta fuerza un sentimiento como este, una necesidad tan real de alguien que vuela ya en otros cielos y disfruta de otros vientos diferentes. Pero es imposible olvidar a quien a buen seguro ha sido el verdadero amor de una vida dedicada en gran medida a la introspección, escondido siempre en mi propio interior, estudiándome, observándome, olvidándome de un mundo éxterior en el que tú eras real.
Siempre te busqué en mi imaginación; te creé para mi propio disfrute, sin pensar siquiera que un día aparecerías y darías la vuelta a mi vida, a mis deseos, a mis necesidades...
Ahora que no estás trato de volver a esconderme de mi propia realidad en ese mundo mío, esa "luna" en la que tantas veces disfruté contigo, pero ya no es lo mismo, porque sé que tú eres real.
Te echo muchísimo de menos, mi pequeña estrella, tanto que duele. Creí que había logrado acostumbrarme a tu ausencia, y que estaba asumido el hecho de que tu vida estaba lejos de la mía, con las cosas y las personas que la misma te quiera poner en tu camino, y sin embargo no es así; no lo puedo superar.
Odio autocompadecerme de este modo y sin embargo no dejo de hacerlo una y otra vez. Éstúpido de mí...
Te quiero, "Alejandra", y esa es la única realidad de la que aún estoy seguro.

No hay comentarios: