Existe el tiempo y este pasa sin remisión. Existe, sí, y sin embargo no logra hacer que se vaya quedando rezagado tu recuerdo en mi memoria.
Pienso en lo que quise que fuera y nunca fue, en lo que un día imaginé y no traspasó de la fantasía a la realidad.
Hoy apenas te encuentro casualmente y sin embargo no dejo de pensar en ti. Vives presente en mi memoria, en mi añoranza, y sin darme cuenta me encuentro mirando al infinito imaginando tantas cosas como hubiera deseado y no fueron.
El amor no me ha regalado nada, pero tampoco le guardo rencor. La vida da, quita o niega, y a mí me tocó conocerte y no alcanzarte, pero a pesar de todo me alegro de que te hayas paseado por mi existencia ya fuera de mi Nunca Jamás, y hayas querido subir a mi luna alguna vez para hacerme compañía en tan enigmático lugar. Hoy guardo las lágrimas y me salpico de recuerdos en busca de lacónicas sonrisas.
Ojalá hubiera logrado alcanzar tu corazón y no soltarlo ya jamás, pero no pude o no supe, y de nuevo volveré a hacerte fantasía y en mi locura emocional seguiré disfrutando de cuentos de amor encerrado en mi mundo, apartado de una realidad que nunca logró devolverme la cordura y la razón.
Ya ves, mi pequeña estrella, que sigo enamorado de ti a pesar de todo, y quizás para siempre.
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