miércoles, 29 de junio de 2011

Mi amor es mi condena

Querida Alejandra:
Hoy me guío por errantes pensamientos nacidos del recuerdo de un amor imposible. Te echo de menos sin saber cómo saciar esta sed de ti, sin tener la posibilidad de beber una sóla gota de tu presencia. No me ahogo en el pasado, pero tampoco disfruto de un presente donde no existes. Quizás un día no supe alcanzarte y retenerte y ahora vivo penitente por un pecado del que no sé cómo redimirme.
No es el olvido una solución a este amor imperecedero que no me permite visitar la mirada de otra mujer ni reposar mis besos en unos labios que no sean los tuyos.
En ocasiones me sorprendo imaginándote en una vida dichosa lejos de mí, y disfruto con el sólo hecho de pensarte feliz y sonriente, y a continunación me doy cuenta de que esa sonrisa y esa felicidad no me pertenecen y no soy yo quien te las regala y me hago partícipe de la enorme distancia que hoy nos separa.
No logro abandonar este sentimiento que nació en mi corazón y del que tú fuiste partícipe, del que aún eres protagonista. No hay modo alguno de borrar algo tan poderoso que ha quedado impregnado en mi alma. Tú lo eres todo: sonrisas, juegos, pasiones, aventura, enigma, alegría... Tú eres toda mi vida aún ahora que no estás, y sólo pensar en tu ausencia quiebra mi seguridad agotando mis fuerzas. Hace mucho que no brota ni una lágrima de mis ojos, como cuando renuncié a ti, pero el corazón aún gime lamentando la pérdida de un amor tan puro y verdadero como jamás conoció ni conocerá.
Quizás no estábamos hechos el uno para el otro, pero sé que nadie alcanzará a ser lo que tú eres para mí, y nunca volveré a descubrir tanta belleza física y emocional en ninguna otra mujer.
Sé que no soy perfecto,y quizás tampoco hubiera sido capaz de llenar tu vida ni tus aspiraciones, pero nadie nunca podrá llegar a amarte como te amo yo, porque mi amor es verdadero y para siempre.
Nací porque había de conocerte, y vivo porque he de amarte hasta el fin.