jueves, 8 de septiembre de 2011

Mares de nostalgia...

La noche acompaña mi silencio como fiel escudera de unos pensamientos salpicados de tu recuerdo. Cierro mis ojos y te veo en tu perfección infinita, salpicada de esa belleza celestial que viste tu persona.
Sonrío con nostalgia imaginando tus burlas y mis contestaciones y preguntándome si todo fue real o lo que ahora se vierte en mi memoria es más fruto de un deseo de que hubiera sido que de una verdad que un día fue.
A veces me sorprendo preguntándome hasta cuándo aguantará mi cordura ante una demencia como la que estoy viviendo, apartado de la realidad que se escribe cada día y encerrándome en mí mismo para revivir momentos, unos que fueron y otros que sólo llegué a imaginar.
Nunca ha habido nadie como tú en mi vida, que haya inundado mi ser de esta manera, anegándolo todo en mi interior con torrentes de una presencia irreal. No puedo dejar de recordarte, y eso me lleva a sentir más y más ese vacío que como un agujero negro en el universo va engullendo todo lo que existe, salvo tú.
Creo que la locura va asentándose poco a poco en mi cabeza, y lo peor es que con nadie hablo de ti. Supongo que sería aconsejable desahogarse sacando todo lo que me invade, pero no puedo. Esta siempre fue nuestra historia y ahora ya no saldrá de mí, aunque acabe ahogándome.
No sé por qué me siento así, pero tengo miedo de no sentir este amor que me da la vida, aunque a la vez me destruya.
Ni yo me entiendo, mi pequeña estrella, pero poco importa ya.
Te quiero tanto...