sábado, 30 de octubre de 2010

Celos inconfesables.

Creo que estoy perdiendo el juicio.
Pienso que poco a poco voy olvidándome de todo, apartándome de esta decadencia emocional, y cuanto más creo que así es más cuenta me doy de que no es así.
Ha pasado ya mucho tiempo; demasiado. Te imagino con alguien que te haga reir, que te acaricie, que te bese, y no puedo por menos que sentir unos celos irracionales y una envidia insana, porque no soy yo. Entonces tengo que hacer un gran esfuerzo para que la razón se imponga a la emoción y dicte que tu vida tiene su rumbo y su camino y la mía... ¿dónde queda mi vida?
No puedo mirar a ninguna mujer sin buscar parecidos a ti, y me doy cuenta de que no encontraré ningún rostro femenino que se iguale al tuyo, que vista mis ojos de colores con sólo posarlos sobre su faz. Tampoco he llegado a encontrar a nadie que interprete todas mis frases como tú lo hacías, sin esfuerzo para entender cuándo es chiste y cuándo no, sin tener que explicar cada palabra para que lo que diga cobre sentido.
No estoy bien; no me encuentro bien, y sin embargo tampoco me siento triste, o deprimido. Creo que es simplemente un vacío, un completo y caótico vacío lo que llevo dibujado en mi alma, y no hay nada que pueda ya llenarlo. Por eso posiblemente no sienta ni felicidad ni tristeza, pero sí añoranza cada vez que me despierto hasta que mis ojos se cierran en la noche al sueño, y justo antes de abandonarme al infinito mundo de Morfeo vuelvo a pensar en que otro reciba de ti lo que yo no podré tener, y me duele. Entonces, trato de imaginarte sonriéndome, y acompañándome en mi lecho, abrazo mi almohada, y busco de ese modo que sea la última imagen antes de dormir.
Es curioso que cuanto más tiempo pasa más piense en ti. Tú te has alejado de mí, pero yo no puedo alejarte de aquí.
Este amor me hará perder la razón si es que aún la tengo, pero me alegro de sentir así, porque sé que el amor verdadero y para siempre existe.

jueves, 14 de octubre de 2010

Imposible no escribir.

No ha pasado tanto desde que decidí poner punto y final a estos trazos de mis sentimientos en forma de palabras. Pero hoy me doy cuenta de que no podrá haber un final para estos ecos de un silencio que me obligo a mantener aún en contra de la necesidad de gritar mi amor.
Creía que no existía ya consuelo en estas epístolas que escribía pues la añoranza de tu amor era cada día más y más grande, pero intentando aguantarme las ganas de ti cerré esta puerta y traté de convencerme de que tus ausencias cada vez más longevas acabarían siendo una sóla y eterna, y que por mi parte sería capaz de comprender que mantenerse en un estado de añoranza permanente me abocaría a perder el juicio y la razón: pero es imposible olvidarte.
Muchos días he sentido la necesidad de escribir de nuevo, incluso de buscar la manera de hablarte a ti y contarte que aún te quiero, que la carencia de tu compañía no ha hecho mella en este sentimiento que todavía guardo bajo la llave de mi introversión. Pero me imponía una ley del silencio y buceaba entre mis pensamientos recordando momentos y sonrisas imborrables que hoy, sin fuerzas para reprimirme, han hecho que vuelva a este portal y cruce el umbral para escribir de nuevo, una vez más, el imperecedero sentimiento que alberga mi corazón solitario.
Casi han pasado dos años desde que se cercenó mi libertad para amarte abiertamente y aún hoy siento esta necesidad de ti sin que nada ni nadie pueda cambiarlo. No existe un rostro que pueda emular siquiera la belleza inaccesible del tuyo, único en sus ojos, sus labios, su piel... No hay quien haya llegado a entenderme como tú, ni a completar los vacíos que aún puedan existir en mí. Me complementas como nunca podrá alguien complementarme.
Quizás desde una perspectiva objetiva la vida pueda parecer cruel conmigo impidiéndome este amor que tantas horas de sueño me ha robado y tantos sueños me ha regalado en esas horas insomnes, pero en realidad he conocido la magnificencia de un sentimiento tan poderoso como es el amor de verdad, la plenitud del más grande de los sentimientos, y la crueldad verdadera sería haber abandonado este mundo sin saber lo que es amar con altruismo y sin condición, amar de verdad.
Quisiera estar contigo, pero sin poder tenerte sigo enamorado de ti, y por eso no he resistido esta tentación de desahogarme en el único medio en el que puedo hacerlo, ya que no hay nadie con quien hable de ti y de lo que vive dentro de mí.
Hoy necesitaba decirte "TE QUIERO".