jueves, 29 de abril de 2010

Un guiño a la luna.


Hola, Campanilla.

Llevo días apostado tras las letras de mi teclado queriendo escribirte muchas cosas, pero renuncio al placer del desahogo literario temeroso de no saber muy bien cómo plasmar todo lo que siento. Y me quedo sumido en una incontinencia onírica recreando diferentes fantasías mientras me pierdo en la infinita belleza grabada en las fotografías que tantas y tantas veces he buscado para satisfacer mi necesidad de ti.

¡Cómo te echo de menos, mi pequeña estrella!

Y tú pretendías que me apartara de ti y buscara una senda que condujera mi vida por otras riberas; es imposible, Alejandra. Sólo existe un camino y me lleva a ti.

Me reconforta pensarte e imaginarte, recrear situaciones mientras me dejo mecer por la música que tantas veces hemos escuchado juntos, y otra que quizás nunca hayamos compartido.

Si busco consuelo en rostros ajenos me doy cuenta de que lejos de obtenerlo aún se acrecenta más mi deseo de ti, porque eres tú a quien busco y quien no existe en esas facciones que se presentan frente a mí.

No puedo estar con nadie que no seas tú. No puedo enamorarme, pues contigo se quedó todo el sentimiento que en mi corazón habitaba, y eso me hace tuyo para siempre.

Ojalá en la vida me hubiera correspondido tenerte conmigo, o tenerme contigo, lo mismo es. Pero la palabra "JUNTOS" no ha resultado ser nuestro sino y fin, sino tan sólo una utopía largamente acariciada por este iluso enamorado que nunca renunció a ti, ni antes de conocerte ni después de perderte.

Si alguna noche miras al cielo no dejes de guiñar un ojo a la luna porque allí estaré, amor mío, manteniéndote irremediablemente presente en mi memoria.

Tuyo para siempre...

viernes, 16 de abril de 2010

Viaje a la luna.


Mi gran amor:

Hoy estoy dibujando en mi mente un camino donde tus huellas acomapañan mis pasos, donde tu mano se funde con la mía. De algún modo no hay añoranza, melancolía, rendición... Hoy simplemente me dejo llevar por el deseo de tenerte conmigo; sí, ya sé que sólo es imaginación, pero no me importa.

Me asilo bajo una cúpula de cristal que sólo deja entrar los rayos de sol para dar luz al colorido edén en el que vivo una hermosa historia de amor a tu lado. Tu perfecta cabellera pugna con ese sol por ver quién procura más dorado a ese lienzo donde cada fantasía es una realidad. Y tus deseados labios me muestran el camino que conduce a los más apasionados besos que recibirán jamás los míos. Y siento tu cuerpo rozando mi cuerpo, y tus atributos de mujer empapan mis ganas de ti haciendo del deseo una ardiente necesidad.

Y juntos, al atardecer, mientras el sol acaricia el horizonte desdibujándose poco a poco, escuchas de mi voz "te quiero".

Y bajo un manto de luces titilantes, al amparo de la sonrisa lunera, me miras, sonríes, y por fin me regalas tu cuerpo a cambio del mío. Me muestras tu desnudez desinhibida y sacudes mi sorpresa con un beso de enamorada.

No existe nadie; sólos tú y yo y este sentimiento tan poderoso.

Hoy no tengo lugar para tristezas ni soledades. He vuelto a recorrer una senda casi borrada por el paso del tiempo que me llevaba a mi luna, y allí te he dibujado de nuevo para hacerte mía una vez más.

Te quiero, mi pequeña estrella, y eso, pase el tiempo que pase, no se apagará.