martes, 30 de marzo de 2010

Te echaba de menos...


Mi pequeña estrella:

Hoy estaba pensando en ti, como cada día, como cada instante. Voy asentándome en una calma mentirosa acariciando con el pensamiento imágenes no vividas que parece ya no hacen brotar cobardes lágrimas que huyan de mis ojos. Sé sin mirarme que al pensarte se dibuja una sonrisa melancólica en mi cara, sabedor de que todo es fruto de la magia de mi imaginación que te acerca tanto, tanto a mí, que casi puedo sentir tu aliento, y después el beso.

Cierro mis ojos y veo tu sonrisa mientras me miras, y apartas tu cabello que se enmaraña con el viento juguetón en tu rostro, y me acerco, y soy yo quien lo retira para poder recrearme en tu mirada infinita y profunda, perderme en la belleza de un rostro femenino perfecto y, finalmente, caer preso de un ósculo apasionado que detiene el tiempo y el espacio.

Sé que es una locura irracional vivir de la imaginación abocándome irremediablemente a una soledad impía, pero no puedo evitar pensar en ti cuando otra mujer es quien me habla, o quien cruza una mirada perdida conmigo. Estás continuamente presente en mi existencia, y es que, como ya te dije alguna vez, mi corazón partió contigo, porque siempre te perteneció, y aunque me lo devolvieras, está tan impregnado de ti que sería imposible entregarlo a nadie, porque si me lo devolvieras sería lo único tuyo que me quedaría. Así que guárdalo muy bien porque a mí ya no me hará falta nunca más sin ti.

Tú vivirás tu vida, pero yo viviré tu amor.

miércoles, 10 de marzo de 2010

De nostalgias y recuerdos.


El frío cubre invisible todo a mi alrededor llegando incluso a mi alma.

Hoy no tengo una sonrisa que ofrecer y la melancolía se aposenta en mi espíritu y ,tonto de mí, me castigo con una canción que hace evocar sentimientos vivos e imposibles.

Cierro mis ojos y te encuentro como siempre, como nunca, en una fantasía que nunca llegará a publicarse en el diario de mi vida.

Estoy enamorado eternamente de ti; antes de conocerte, después de perderte, siempre. Nunca te tuve y la vida no me acercará a ti, pero no supe de la magnitud de este sentimiento, el poder real del amor verdadero, hasta que te dejaste querer.

Hoy deambulo entre fantasías sin esperanza, callada la ilusión tras la verdad de la distancia, y me pregunto por qué el amor y yo no podemos ser amigos y sin embargo por qué somos inseparables.

Te busco aún entre la gente a sabiendas de que no te encontraré, y respiro profundo tratando de contener un suspiro de desesperanza.

Ojalá pudiera un día irme a mi mundo, todo un día, ajeno a la vida que yo elegí, y poder allí disfrutar de todo cuanto esa vida me niega.

Siendo sincero siempre dudé de que estuviera a la altura necesaria para llegar a ti y eso me ha hecho pensar mucho en algo que me decías hace ya mucho tiempo, casi cuando asomaste por mi puerta. Es posible que ni lo recuerdes pero yo lo he tenido presente desde entonces: si alguien no se siente suficientemente bueno como para estar con una persona entonces acabará por perderla.

Siempre intenté ser mejor en todo lo que hacía, en todo lo que decía, en buscar una perfección que se mostró imperfecta.

Sé que no fui yo quien te perdió pero sí quien dejó abierta la puerta para que pudieras salir. Supongo que el destino tenía escrito un texto diferente al que yo pretendía.

Hoy voy a dejar ya de escribir porque se me está estrechando la garganta y una lágrima ha logrado escapar y recorrer la mejilla hasta que la he recogido con el dorso de mi mano.

No existe la perfección pero tú eres la imperfección más perfecta, y por eso no puedo dejar de amarte, mi pequeña estrella.